Escribo esto porque quizás si lo leo o alguien más lo hace me daré cuenta de algo. De lo que sea que me lleve a intentarlo una vez más.
Con 8 años comprendí que mi madre le tenía miedo a mi padre. Pero que a mi eso me estaba prohibido, era mi padre, y debía quererle sobre todas las cosas.
Con 13, tuve la que sacarle de la habitación a empujones porque estaba borracho y mi madre tenía un ataque de ansiedad.
Con 14, ya sabía como actuar cuando ella tenía ataques de ansiedad. Iba yo médico para recoger sus recetas, era yo la que hacía la compra, iba al banco a pagar el alquiler, la luz, el agua y hacia la comida cuando ella no podía.
Con 15 años, al volver del Instituto me la encontré con las persianas bajadas, tumbada en mi cama y con 3 cajas de pastillas vacías a su lado. Conseguí que se despertara, conseguí que lo vomitar y la hice caminar a rastras hasta que llegó la ambulancia. Y después llamé yo a su jefa para contarle por qué no había ido a trabajar.
Con 16 años supe lo que era una nevera vacía y el no poder pagar el alquiler porque mi padre se lo fundía en alcohol y tragaperras.
Con 17 repetí curso.
Con 18, aparte las manos de mi padre del cuello de mi madre. Ella no quiso denunciar.
Con 18 y medio, le denuncié tras echarme de casa a golpes.
Con casi 21 he pensado en suicidarme cuatro veces.
Tengo trabajo, las dos estamos solas y podemos pagar todo y darnos algún capricho. Pero estoy cansada.
Siento que estoy sola. No encuentro ganas de seguir luchando ni de levantarme por las mañanas.
No tengo ganas de vivir.
Solo puedo pensar en que aunque lo haga no cambiaría nada. Mi madre tiene trabajo y puede vivir perfectamente solo con su sueldo.
Mis amigos, los cinco que me quedan estarán bien. El mundo seguirá girando sin mi.
Y yo… Podría descansar.