Tengo una familia política muy especial. Sabemos los unos de los otros cada ocho o nueve meses. Si no pasa nada pues ni sabemos. Si preguntas por mensaje, pues te contestan a los diez días, si te contestan. Es el hermano de mi marido, su mujer y sus tres hijos. Yo no tengo ya padres ni hermanos y él solo tiene a este hermano mayor.
Cuando yo empecé con mi pareja, ellos estaban embarcados en la preparación de la boda de su hermano. Fue una boda por todo lo alto, donde no faltó detalle, todo pagado por su padre, incluso los muebles, electrodomésticos y cortinas corrió a cargo de mi suegro. Mi cuñado trabajaba en la empresa con su padre, tenían una compra-venta de coches extranjeros. Mi novio se puso a estudiar, al no tener una buena relación con su hermano, prefirió terminar económicas y ponerse a trabajar en un banco.
A los tres años mi suegro murió y mi cuñado se quedó todo el negocio y mi novio prefirió renunciar a trabajar junto a su hermano. El nivel de vida era desorbitado, era un derroche evidente y claro no entrábamos dentro de sus planes sociales y nos fuimos distanciando. Para sus hijos éramos dos desconocidos, los tíos sin ambiciones que no van a llegar a nada. Renuncian al legado familiar porque no nos quieren. Estas lindezas salieron de boca del mediado en una comida de Navidad. Niños mal educados, sin valores, ni principios, sólo viven por el derroche y muy baja tolerancia a la frustración. Esta familia se metió en una montaña rusa que subía y subía, pero con mala gestión y muchos vicios en medio. Hasta que llegó la bajada en picado. Les embargaron hasta la cuenta del banco, les quemaron el coche, se ve que, por tema de ajuste de cuentas, se dijo y a los críos los habían tenido que sacar del centro privado al que lo llevaban. Todo esto días antes de las fiestas de Navidad.
Todo lo que sabíamos era por amigos comunes porque por su parte ni una palabra. Quedábamos sólo el día de Navidad para darles los regalos a los hijos siempre en un restaurante y cada uno pagaba lo suyo. Dada la situación, llamé a mi cuñada para ver si necesitaban algo y que me dijera que les compraba a los críos de regalo. Me dijo que no hiciera caso a las habladurías que estaban mejor que nunca. Y que a sus hijos como siempre ropa de determinadas marcas.
Nos dijeron que reserváramos nosotros donde quisiéramos. Nos vimos ese día que por cierto pagamos nosotros la comida de todos, porque mi chico dijo de pagar y nadie le dijo lo contrario. Mis sobrinos se llevaron sus carísimos regalos de Navidad y de esto hace 4 años desde la última vez que coincidimos. A los seis meses mi cuñado llamó a mi hermano que habían vendido la casa y se iban a vivir a una casa rural que les habían regalado sus suegros, ni la más mínima humildad de admitir que había hecho una mala gestión de la empresa, que no quedaba ni un euro de la empresa familiar que lo tenían todo embargado, que estaban amenazados por deudas de juegos y demás. Y se iban a vivir con los padres de ella porque no tenían dónde estar.
Mi pareja les tendió la mano para ayudarles económicamente hasta que mejorara la situación y la frase de su hermano fue necesito un cambio de vida y voy a ser el mejor ganadero de España, ya te llegarán noticias mías.
Y hasta hoy sabemos, que no han remontado, que no aceptan ayuda y que el orgullo puede más.