No te lo voy a confesar.
No te voy a confesar que he llorado por ti.
Ni que aún me duele cuando veo nuestras fotos.
Que no he sido capaz de borrar nuestras conversaciones, ni tus audios llamándome princesa.
No te voy a decir que me raja el alma ver tus historias.
Sobre todo si sales acompañado por otra.
No te voy a confesar que aún te recuerdo cuando paseo por el puente.
Ni que volvería atrás el tiempo para poder verte.
No te lo voy a confesar.
Que me quema el alma si paso por la calle donde me besaste por primera vez.
Que no he vuelto a ir a aquel bar.
Ni he olvidado como saben tus besos.
Una mezcla entre tabaco y granizado de fresa.
Que aún siento cosquillas en la barriga cuando pienso en ti.
Pero no te lo puedo decir.
Porque nos alejamos casi sin decirnos adios.
Porque el último beso que me diste en aquel semáforo me marcará para toda la vida.
Y que, aunque fui yo la que decidió acabar con todo, no hiciste ni el más mínimo esfuerzo por intentar arreglarlo.