Vengo a fastidiar por estos lares con un caso agudo de pérdida de fe en la humanidad.
En mi trabajo, hay un chico (de otro departamento) algo más joven que yo, que coqueteaba bastante… muchos ojitos y mucho «te acomodo la pajarito descolocada» en las noches de gala, bla bla bla.
Un buen día surgió irnos de fiesta y acabamos a las cinco de la mañana con otras dos personas, metidos en ropa interior en la piscina del hotel donde trabajamos, bebiendo algo (yo probé dos sorbos porque conducía, pero el resto le dio al espumoso con ahínco, aunque le sobró tiempo para decirme que si quería beber que no le importaba «dejarme su cama y dormir en el suelo»). A cada rato estaba pegado a mí -o sea, pegado-PEGADO, desde los hombros hasta los pies- y diciéndome con risas que mis piernas eran muy suaves y no como él que parecía un cactus, y metiéndose a interrumpir -y frustrar- mis intentos de ligue con un francés que me hacía tilín, así como agarrarme con cualquier excusa o sin ella.
Me he enterado al poco de que tiene pareja en Inglaterra (es inglés y está trabajando aquí un tiempo), que al parecer la relación es exclusiva, y que aparte de lo ocurrido conmigo, «duerme» ocasionalmente con otra chica que trabaja allí -supuestamente sin sexo.
Si un chico de 20 años ya tiene esos conceptos un tanto extraños, no sé que más habrá por ahí. Vamos, que puedes dormir con tías, comértelas con los ojos y meterles mano que «no son cuernos».
¿Capullez o modernidad? ¬¬
PD: Estoy tomando la política de pasar de su culo. Son bienvenidas alternativas creativas.