¡Buenas, welovers! Igual esto que os voy a contar es una tontería, pero bueno, ahí va. Yo siempre he dicho que no quería casarme. Claro, que siempre dije eso porque digamos que no había llegado «el indicado»; ahora llevo 6 años con mi pareja y tras año y poco conviviendo empecé a planteármelo. También dije siempre que no quería un gran bodorrio, sino simplemente hacer el trámite y ya, y eso lo mantengo.
Sin embargo, ayer, hablando de todo un poco, fue él el que por primera vez me propuso «firmar los papeles», y debo admitir que pese a que ambos compartimos la idea de que sea algo sencillo, nos emocionó vernos por primera vez como marido y mujer a todos los efectos. Pero aquí viene el «pero»: a mí sí que me gustaría tener una pedida romántica, nada grande, pero si quizás una rodilla en el suelo, un anillo aunque sea del mercadillo navideño…no sé, nunca había fantaseado con algo así y ahora lo deseo con toda mi alma jajaja. Lo malo es que no creo que a mi chico le dé por ahí, y de todos modos igual es sólo fruto de la emoción y se me pasa. ¿Vosotras qué creéis, debería decírselo, esperar a ver si sale de él o dejarlo estar? ¡Mil gracias por leerme!