Hola!
Escribo este post para ver si soy la única a la que le ha pasado esto, ya que tengo dudas sobre como gestionarlo.
Llevo bastante con mi pareja y la cosa es que cada vez que sale el tema de «tener un perro» puedo palpar la tensión que se crea entre nosotros.
Yo tuve un perro de pequeña y fue mi gran ilusión. Desde entonces, tengo la ilusión de que cuando me independice, me coja un cachorrete, si o si. La verdad es que no me imagino un futuro sin un perro, y después crear una familia, pero con perro incluido. Quiero que mis hijos crezcan como lo hice yo, y para mí es imprescindible.
Mi pareja por el contrario nunca ha tenido perro y ahora, dice que no se ve viviendo con uno porque nunca lo ha hecho y no tiene ganas.
Para mí, esto es un punto de inflexión totalmente. Desde que nos conocimos, sabe que adoro a los animales y no concibo mi vida sin ellos. De momento estamos bien porque no vivimos juntos. La duda viene en cuando me independice (el ya lo está).
Si, pienso en formar una familia con él, pero no, no me veo teniendo que rechazar tener un perro por eso. No puedo, y no quiero.
A este problema, se le añade que cada vez que vemos un perro me dice miraaaa o a veces me manda videos de perros con bebés y cosas así. Ya le he dicho varias veces que deje de jugar con mis sentimientos, porque me marea constantemente. Primero que no, luego que bueno estás razas tal, y luego vuelta a que no. Estos cambios al final a mí me han creado una ilusión y una esperanza de que acepte tener uno. No obstante, antes de que digáis nada, jamás le obligaría a tenerlo.
El problema de todo esto es que al principio nunca me dijo que no querría tener animales en casa. Y digo animales, porque creo que no aceptaría de ninguna especie.
En fin, me he desahogado un poco, pero es que este tema me tiene la cabeza loca, y no sé qué me da que no va a acabar bien.