Después de no sé cuántos años casada me separé y en una temporada me empecé a tirar a lo que se movía. Peeeero, los dos primeros fueron de risa. El primero tenía un tapón de coca cola entre las piernas. Eso era diminuto. Cortita y fina fina. En serio, nunca había visto algo tan pequeño. Él se lo pasó bien. Pero yo nada. A parte de que ver eso me cortó el rollo, es que ni sensación. En serio. Si es que se la chupé y era como la tetina de un chupete.
Y el segundo… Pues me dijo una vez «cómeme el culo» y allí que fui, y lo único que chupaba era pelo. Tenía el culo más peludo que había visto en toda mi vida. Como si chupase una cabeza, pues igual…