¿Tú quieres que te traten así? Imagino que no. Pues entonces no debes permitirlo. Así de sencillo, y así de difícil (sobre todo, hasta que aprendemos a querernos, respetarnos y hacernos respetar).
Cuando nos tratan mal repetidamente hay dos partes responsables: el que lo hace y nosotros que lo permitimos una y otra vez. Debemos aprender a no tolerar que nos traten mal. ¿Cómo? Lo primero hablando asertivamente cuando algo pasa la frontera de la tolerable, y expresando nuestras necesidades. Y más importante, dejando a todo aquel que siga haciéndolo una vez lo hemos hablado hablado. De hecho, algunas líneas rojas para mí deben hacer que nos vayamos en ese mismo momento (véase, insultar o humillar). Por desgracia, no podemos elegir cómo los van a tratar, no podemos conseguir que alguien sea amable con nosotros o nos quiera bien, pero sí podemos elegir cómo responder a su forma de tratarnos, y por tanto, somos responsables de no consentir que no nos traten mal. Es difícil reconocer al principio nuestra responsabilidad, y puede ser profundamente doloroso darse cuenta de que sí me trataron mal durante años, la primera que se trató mal y se faltó al respeto a sí misma fui yo, por quedarme ahí, pero no hay nada más empoderante que saber que no estamos a merced de cómo nos traten los demás, o cómo sea mi próxima pareja.
No tenemos ninguna responsabilidad sobre lo que nos hace una persona una vez o sobre el tipo de personas que encontramos, pero sí somos corresponsables de los daños que permitimos que una persona nos inflinja repetidas veces, o del tipo de personas con las que nos quedamos. Y para ello, lo primero debemos querernos y tener claro que todas las personas merecen ser tratadas respetuosamente y ser queridas bien. Es decir, tú debes querer bien al otro y respetarle SIEMPRE, y también debes EXIGIRLE que te quiera bien a ti y te respete SIEMPRE.
Y lo de entrar en «jueguecitos» de mirar cuánto tiempo tarda en escribir, y a partir de ahí decidir qué hago yo… creo que es un desgaste absurdo. A mí ni me interesa una persona que haga eso (menudo infantil y/o manipulador, ¿no?) ni me interesa conquistar haciendo eso. Tenemos que ser nosotros siempre. Porque si conquistamos no siendo nosotros, que hacemos, ¿fingir toda la vida para mantenerlo o asumir con deportividad que cuando seamos nosotros mismos igual ya no gustamos? Por no hablar de que sería una autotraición.
Cómo decía otro comentario: PROGRAMA MÍA. Mejor explicado, imposible.