Hoy he estado leyendo las cosas que te escribí. Estoy llena de rabia porque sé, que en el fondo, no te he perdonado, no me he perdonado. Sé que me sigues doliendo, aunque no sea de la misma forma. Y me llenas de rabia, asco, dolor, tristeza y un miedo que a veces no me deja respirar, que hace que me asuste todo lo que esté por venir. Estaba leyendo las cosas que nos escribíamos y me da rabia saber que un amor tan puro como el que yo sentía por ti no fue suficiente como para mantenerte a mi lado. Y no sé si este sentimiento de ira que siento es por lo que me hiciste o es en contra de mí, por no haber sabido hacer que te quedes.

Considero que no fue justo por tu parte el daño que me hiciste, única y exclusivamente porque confié en ti como no he confiado en nadie, y como probablemente no volveré a confiar.Y es que ahora me da miedo querer, me da miedo sentir. Tengo un profundo miedo a la palabra amar. Más del que le tenía antes de ti.

Ayer estuve apunto de decirle «te quiero» a la persona que sé que quiero. Esa persona que llegó a mi vida cuando deseaba que no llegase absolutamente nadie y me rompió los esquemas. Pero no lo hice. Me callé. Y eso me ha hecho pensar en ti y en lo fácil que fue decirte te quiero. En tres meses no he sido capaz de decírselo a él y a ti me sobraron días.

Me da rabia saber que realmente siento algo por alguien, después de todo lo que pasé por ti, y que el recuerdo de lo que me hiciste no me deja avanzar, no me deja ser yo, no me deja ser capaz de decir algo tan puro, tan sincero y tan real como que le quiero, por miedo a que me hagan otra vez lo que tú me hiciste.

No sé qué nos pasó. No sé si fue tu culpa, la mía o fue cosa de ambos. No sé si fui yo quien te lanzó a los brazos de otra, incluso haciendo que no te importase, ni lo más mínimo, lo que pasamos juntos. Y como no sé qué hice mal, no sé si voy a volver a hacerlo mal. Y eso me asusta tanto que me atraviesa.

Si tengo algo claro es que no quiero volver contigo, que lo que me hiciste es imperdonable y que traicionaste la confianza y el amor que te di, que te regalé, que fue todo tuyo sin excepciones ni letras pequeñas.

Sé que estar contigo no es una opción que baraje, que quiera o que vaya a hacerme más feliz. Y constantemente pienso en que ojalá pudiese borrar todo lo que pasamos juntos, aunque sé que fui feliz, aunque sé que me hiciste feliz. Pero eso me haría dejar de tener miedo, que al fin y al cabo es lo único que crea la sombra de tu recuerdo en mi; miedo e inseguridad.

Y no te equivoques. No pienso en ti cuando estoy con él. Ya no eres lo primero en lo que pienso cuando despierto, ni lo último al dormirme. He vuelto a ser feliz y no estás presente en eso. Sólo apareces cuando aparece ese Pepito Grillo a decirme que me relaje, que recuerde lo que di por ti y cómo acabé.

Me doy rabia a mí misma por haber sido tan estúpida de haber permanecido después en tu vida, de haberme quedado en un sitio donde no se me valoraba, para que me volvieses a dar la patada. Yo solo quería que no sintieses que yo te abandonaba. Sólo quería que no te sintieses vacío, culpable. Quería que supieses que no te guardaba rencor, que podías contar conmigo, que no estabas solo. Porque al fin y al cabo, eso es lo que decías, que te sentías solo. Que yo era la única que te hacía reír. Pero mientras, no dudabas en estar con otra. Jugando con todos y cada uno de mis sentimientos, volviendo a traicionarme como si fuera nada. Y que cuando por fin creía que te había superado, cuando podía tenerte en mi vida sin que me dolieses, te fueras sin decir adiós.

No sé si lo que querías de mí era tenerme por si te salía mal tus nuevos planes.

Sólo sé que me da miedo compartir mi cama con alguien otra vez, compartir mis sentimientos, mis ilusiones, mis tristezas, mi vida. Porque siento que si por algún casual, volviese a dar el 100% de mí, volviese a sentir sin ponerme límites, volvería a comerme el mismo puto muro.

He quitado todo lo que me recuerde a ti, aunque prometí no hacerlo. Pero qué más dan mis promesas si no fuiste capaz de cumplir las tuyas.

Ahora sé que no es justo. No es justo tener todo este miedo por ti, por tu fantasma. Por que tú no fueras capaz de valorarme. Sé que la persona con la que estoy no se merece tragarse las inseguridades que dejaste con tu marcha. Sé que tengo que ir despacio, porque me dejaste hecha pedazos y recomponerme no es tarea fácil. Pero también sé que cada día estoy más lejos de ti. Y más cerca de él. Porque sé que algún día seré capaz de decirle que le quiero y tú no aparecerás por mi mente. Porque no te lo mereces.

Algún día podré pensar en nosotros y recordarte como un momento bonito que pasó. Algún día dejaré de sentir esta rabia que me dejaste.

Algún día te perdonaré.

Algún día me perdonaré y no me pondré más cadenas.

Pero hoy no es ese día.