Hola, chicas.
No tengo muy claro por qué escribo aquí, pero necesito desahogarme, supongo.
Hasta hace poco yo estaba saliendo con un chico maravilloso, no era perfecto, ni yo tampoco, pero estaba (estoy) muy enamorada de él, y realmente pensaba que esto iba a funcionar. Nos conocimos por Tinder, cada uno somos de una ciudad diferente, así que nos veíamos cuando podíamos, y los tres cuatro primeros meses fueron como de película, de verdad. Yo me sentía como una reina, me sentía como si el cosmos entero estuviese ahí sólo para nosotros dos.
En fin, es verdad que los dos estábamos en una situación personal un poco complicada, pero decidimos intentarlo aún así. El primer año fue horrible, pasaron muchísimas cosas, y ninguna buena, murió un amigo mío de muerte súbita, el resto de mis amigos me dejaron de hablar, me diagnosticaron una depresión que probablemente llevo arrastrando desde los 12 años o más… Pero al final siempre acabábamos juntos porque realmente queríamos intentarlo.
Como todas las parejas hemos tenido muchas discusiones, algunas con fundamento, otras por gilipolleces, pero este segundo año todo empezaba a ir bien, no sé, estar con él volvía a ser algo maravilloso, aunque ahora ya no era una imagen tan idealizada de él la que tenía, por lo que, al darme cuenta de que al fin tenía los pies en la tierra y la cabeza un poco más en su sitio hizo que mi corazón fuese a mil por hora haciendo planes, enamorándome profundamente de todas las pequitas que le salían en la nariz cuando le daba el sol, y bueno, todas esas cosas que hace la gente enamorada, supongo.
Total, que pasamos una última semana maravillosa, todo bromas, risas, besos, caricias, y planes, de verdad, fue fantástica. Y hace nada vino a mi casa, iba a pasar la noche allí, y de paso nos íbamos a un concierto. Yo me había picado con él, porque me puso una excusa tonta para decirme que el viernes prefería quedarse en su ciudad porque estaba un amigo suyo al que no ve mucho. Entonces simplemente le dije que a la siguiente no hace falta que me ponga ninguna excusa, que con decírmelo directamente me basta, que lo voy a entender. Y luego ignoró mi llamada el viernes por la noche, pero bueno, al día siguiente se lo dije, me pidió perdón y ya está, todo parecía ir bien. Llego a mi casa, salí corriendo en cuanto me dijo que estaba en el portal, y nos dimos un abrazo de estos que hacen que todos los males se vayan. Después de eso nos fuimos a tomar una caña, y como siempre, haciendo bromas, entre risas… Y luego vino el bombazo, subimos a mi casa para que me pusiese ropa de persona normal y no mi chándal cutre, y ahí me dijo que él no iba a venir conmigo al concierto, que no sabía cómo decírmelo, pero que ya no quiere seguir saliendo conmigo, que no hay una razón concreta, pero que ya no quiere.
Y nada, que ahora mismo siento que todos los progresos que había hecho con mi depresión se han ido a la mierda. He tenido una noche horrible de insomnio y ataques de ansiedad, y lo único en lo que pensaba era en volver a autolesionarme para que al menos ese dolor que sentía por dentro se expresase físicamente y que me dejase dormir. Llevo días sin comer nada más que un par de galletas, y sintiéndome como una basura. Creo que en lo más dentro de mí soy consciente de que mi enfermedad ha sido la que ha ido desgastando sus ganas de estar conmigo, y eso sólo hace que la odie más, y con ello a mí.