Hola compañeras,
No se muy bien cómo catalogar ésto, lo pongo familia porque es algo que se ha viene dando continuamente en estos días de estar con la familia que ves solamente en vacaciones de verano o navidad. Y estoy hasta las narices. Soy animalista desde que tengo uso de razón y siento una sensibilidad especial hacia el sufrimiento animal, especialmente por ser habitualmente el más olvidado. Pero esto siempre acaba siendo objeto de burlas, risas y bromas crueles.
Tengo varios animales adoptados, entre ellos, un conejo, y la broma estrella en la familia política es cogerle de la jaula, llevarlo a la cocina y decir “éste se va directo a la cazuela”. Al principio todo es jiji jaja pero este tipo de comentarios en el fondo me tocan la moral porque aunque sea un conejo, no deja de ser parte de mi familia, o al menos yo lo veo así.
Ya estoy acostumbrada a discutir por la prohibición de las fiestas con animales (“no, claro, si es que el toro no sufre!) o que se burlen por no comer carne, pero percibo que aún queda mucho camino por recorrer en cuánto a la sensibilidad hacia los (pequeños) animales. Quizá es una nimiedad, pero tenía ganas de compartirlo con vosotras.
Un abrazo a tod@s