Como os entiendo a todas. Yo llevo prácticamente toda mi vida sola, y como Nadia dice, he aprendido a hacer las cosas por mí misma, a dar pocas explicaciones y a no hacer espacio para nadie. Hace unos años tuve una pareja a la que no quería dejar entrar en mi vida. Tardé algún tiempo en darme cuenta de que no estaba enamorada de él, y por eso yo seguía haciendo mis planes (con familia y amigos) y él se pillaba unos rebotes de campeonato. Me decía que no le daba su sitio y me montaba broncas y yo pensaba que era un exagerado, pero ahora sé que tenía razón. Yo no quería darle su sitio, porque era agradable tener alguien con quien salir de vez en cuando, pero ya está. Y él hasta me planteó vivir juntos (yo no quería ni de coña) e ir más allá, boda y mierdas.
A ver, al final la cosa no funcionó y pensé, es que soy demasiado mayor e independiente, ya estoy «estropeada», no soy capaz de querer a nadie por la falta de costumbre, me quedaré sola para siempre. Y ni siquiera me parecía un mal plan. Abracé mi recuperada soltería y mi libertad encantada, sin ningún deseo de volver a intentar cambiarlo.
Sin buscarlo, sin comerlo y sin beberlo apareció mi pareja actual. Al principio, seguí haciendo mis propios planes, pasé de incluirle demasiado, y me sentía incapaz de pensar por dos. Hasta decir «mi novio, mi pareja, mi chico» me sonaba raro, angustioso y fuera de lugar. Decía «mi amigo» la mayor parte de las veces, y me sentía culpable porque era una falta de respeto hacia él, aunque tardamos algunas semanas en ponerle una etiqueta a la relación. Él también es un tío muy discreto y la verdad es que no hemos hablado demasiado de nuestra vida romántica, pero estoy convencida de que él también llevaba años sin pareja estable. Creo que ambos agradecíamos no haberle puesto una etiqueta e ir despacio.
Sin embargo, todo es cuestión de costumbre y de lo que sientas. Yo me siento enamorada, esta vez sí, y es muy fácil incluirle en los planes, porque siempre tengo ganas de estar con él. Él también me incluye en los suyos, y es super agradable conocer a la gente de su entorno (a pesar de la presión que nos autoimponemos). Yo jamás he presentado a ningún chico a mi familia, pero a él sí. Ha sido el primero que conocen, y hay un montón de comentarios por parte de mi familia porque les parece algo excepcional haberlo conocido. En plan «va en serio». No sé si realmente va en serio o no, no he pensado a tan largo plazo. No he pensado en bodas, ni en convivencia ni nada por el estilo. A veces se me pasa por la cabeza y donde antes siempre era un rechinar de dientes y un «ni de coña», ahora digo «pues igual no estaría mal». Sin embargo, apenas hemos dormido juntos toda la noche un puñado de veces, y sé que es porque yo no quiero. Hemos conocido a nuestras familias hace poco (llevamos menos de ocho meses juntos) y hace muy poco que por primera vez hemos pasado un fin de semana entero juntos. Y la experiencia ha sido super positiva.
A ver, lo que quiero no es vender una historia super bonita y de película. No lo es. También tenemos nuestras diferencias y aunque no discutimos porque los dos somos muy pacientes y yo me he vuelto una persona muy comunicativa (antes me lo guardaba todo y era más fácil que se me fuera de las manos) muchas veces pienso que esto no tiene sentido. Pero es que yo soy así. Por temas de inseguridad y autoestima, en cuanto me encuentro una dificultad, el cuerpo, la mente y el corazón, me piden largarme para no sufrir más de lo necesario. Por supuesto, no lo estoy haciendo, gracias a que voy a terapia, he conseguido ver qué cosas son irracionales e intentar frenarlas para que no afecten a mi relación. Yo sé que tengo un problema de confianza, y de hacer hueco, pero mi experiencia es que lo estoy superando.
No te voy a decir que «todo cambiará cuando encuentres al tío correcto», porque es mentira. Si yo no hubiera puesto de mi parte, creo que esta relación ya se habría acabado, o estaría acabándose. Mi propia inseguridad ante las relaciones y el miedo a incluir a alguien más en mi espacio, ponía minas a mis relaciones. Pero ir a terapia me ha hecho conocerme mejor y entenderme mejor, y ser más flexible, y juzgar menos. Y confiar más, y atreverme a arriesgar más, total, qué puede pasar, si sale mal, tal día hizo un año. Con no volver a vernos… No pasa nada, la vida es un camino de aprendizaje, de tropezar, caerse y levantarse y de seguir adelante. Lo que no tiene sentido es cerrarse a cosas que pueden ser maravillosas por miedo, o por rutina, o por no salir de nuestra zona de confort. Yo creo que él no se dio cuenta y yo no se lo he contado, pero el primer mes de relación a mí me estresó muchísimo, lo pasé francamente mal, dividida entre una sensación de este tío mola y lo paso bien con él y otra sensación de pero que no se acerque mucho ni me pida demasiado porque no pienso dárselo y tampoco quiero hacerle daño porque le quiero (nos conocemos de hace bastante tiempo, hemos sido amigos antes que pareja). Si ha funcionado, estoy convencida de que es por su forma de ser, y por su situación parecida a la mía (aunque él se metió mucho más de lleno en esto que yo). El hecho de haberme dejado plantearme las cosas, de no presionarme en ningún momento y de darme todo el espacio que necesitaba, ha hecho que ahora no lo quiera fuera de mi espacio. Paradojas. Pero es así. Y por supuesto mi propio trabajo personal y la voluntad de superar mis miedos.
Ahora, yo he necesitado ayuda de un psicólogo. Creo que sin esa ayuda, no estaría donde estoy ahora. Y, de verdad, estoy en un punto que valoro de forma totalmente positiva. No he perdido mi independencia, sigo haciéndolo todo sola, y él también, porque somos super independientes los dos. Pero sé que tengo un apoyo si lo necesito, y eso no tiene precio. Y él también lo sabe. Tener pareja no es perder tu independencia, ni tener que estar las 24 horas con alguien. Eso es super tóxico. En el fondo, todas las parejas que conozco que funcionan, tienen su propio espacio personal que no invaden, se apoyan, se dan confianza, y lo pasan bien juntos. Siempre digo que una pareja tiene que sumarte. Pero no vale pensar que alguien te resta porque tú no eres capaz de enfrentarte a tus miedos. Tiene que ser algo objetivo. Él me anima a salir con mis amigos sin él y yo lo animo a él a irse con sus colegas y a hacer las cosas que le gustan. Y eso es super sano. Pero hay que sentirlo. Mi ex me animaba a hacer cosas sin él, pero era de boquilla, luego me montaba pollos por seguir adelante con mis planes, o porque no me ponía en plan tóxico cuando él hacía cosas por su cuenta. Para él, el concepto de amor suponía enfadarse si el otro hacía planes al margen de la pareja. Y yo no podía entenderlo.
En serio, no tengáis miedo a incluir una persona en vuestra vida. Si llega y es la correcta, caerá por su propio peso. Pero si el miedo es muy grande, buscad ayuda profesional que os enseñe como superarlo, porque ese miedo puede romper cosas preciosas. Todos tenemos derecho a ser felices y además podemos ser felices. Hay que dejar de intentar ser perfectas, y centrarnos en otras cosas más importantes, como vivir una vida con la que nos sintamos satisfechas y realizadas.
No es fácil, pero al menos es posible caminar en la dirección correcta. Y, de verdad, yo había tirado la toalla y no quería abrirle mi corazón a nadie más, harta de fracasar y de preferir estar sola.