Conocí a un chico en una asociación. Hay una diferencia de edad considerable, yo mayor que él, razón por la que de primeras no me fijé en él. Había mucha conexión y en un momento dado me pareció que él tenía cierto interés en mí. Esto me género un poco de inseguridad porque no sabía si la confianza que yo le estaba dando podía dar lugar a malentendidos, y yo no me planteaba que pasase nada con él a pesar de la conexión que teníamos.
Decidí compartirlo con otra chica de la asociación y preguntarle su opinión. Ella me dijo que también había notado ese interés que él podía tener en mí, pero que le había preguntado si yo le gustaba y su respuesta había sido que no, que había mucha diferencia de edad y que sólo éramos buenos amigos. También me dijo que lo mejor era que me alejase de él, a lo cual yo no estuve de acuerdo porque no me parecía bien cambiar mi actitud con él de la noche a la mañana y sin motivo alguno.
Le pregunté qué opinaba si hablase con él del tema (que es lo que debería haber hecho desde el primer momento) y me dijo que de ninguna manera, que fuese cual fuese la respuesta esa conversación podía hacer que las cosas se volviesen incómodas entre nosotros y que teníamos que trabajar juntos en la asociación. Me dijo que esa incomodidad podía poner en peligro el trabajo que ambos realizamos en la asociación y que al final quizá alguno de los dos acababa dejando la asociación. La solución que ella me dió fue que me comportase como siempre y si veía que él se acercaba o mostraba más interés usase como escudo alguna referencia a la diferencia de edad (10 años, ambos mayores de edad). También me dijo que por su parte ella haría alusión a mi edad y lo que se supone deberían ser mis propósitos de vida cada vez que saliese mi nombre en alguna conversación de ellos en la que yo no estuviera presente.
En mi cabeza todo esto se tradujo en que si él había dicho que no tenía interés quizá yo estaba malinterpretando las cosas y rallandome demasiado, y si le trasladaba mis ralladas quizá yo echaba a perder nuestra amistad, nuestro trabajo en la asociación o podría hacerle daño. Así que me pareció bien la solución que ella me había dado y seguí mi amistad con él pero poniendo freno haciendo alusiones a mi edad. Cuando él me invitaba a su casa, aunque fuese a comer yo rechazaba con alguna escusa. Si tenía algún gesto de cariño conmigo como ofrecer prestarme su chaqueta cuando tenía frío, rechazaba o cambiaba de tema con alguna broma. Si ese gesto de cariño era más físico, tipo un abrazo o una caricia también intentaba evitarlo o decir algo que cortase el rollo.
Pues bien amigas, plot twist increíble de la vida, que la que finalmente se pilla por él fui yo. Y no me di cuenta hasta que un día le empecé a notar más distante, cosa que me parece normal después de dos meses de constante rechazo por mi parte a sus gestos de cariño, y del machaque del resto con el tema de la edad cada vez que salía mi nombre en una conversación. Intenté preguntarle si le pasaba algo conmigo y sólo me dijo que tenía mucho trabajo y estaba agobiado, pero cada vez quedábamos menos y hablábamos menos por WhatsApp. Fue entonces cuando me planteé si quizá estaba conociendo a alguien, y ese pensamiento me llevó a la pregunta ¿y a mí por qué me importa si tiene algo con alguien? y claro, la respuesta fue clara: porque siento cosas por él. En ese momento creí que volver a preguntar a mi amiga sería buena idea, así que le dije que igual la que sentía cosas era yo. No esperaba recibir la respuesta que me dió, para ella yo sólo estaba hecha un lío, no tenia que darle vueltas al tema ni plantearmelo porque no tenía sentido, que lo mejor era que lo dejara estar y me olvidase de todo.
Ahí me hundí porque con lo que me había costado darme cuenta de lo que sentía por él parecía que el resto no lo veía bien. Primero me habían dicho que me alejase de él, que ponía en riesgo el trabajo de la asociación, que no hablase con él del tema y que le tratase con distancia, y ahora invalidaban mis sentimientos. Decidí dejar la asociación porque de repente me sentía un peón más que tenía que limitarse a trabajar y no se le permitía sentir. Lo peor que pude hacer fue actuar en caliente, llamarle para decirle lo que sentía y, en parte, hacerlo de mala manera pagando con él el cabreo que tenía con los demás. A pesar de todo fue sumamente comprensivo y amable y me propuso hablar las cosas en persona, pero yo estaba rota y rechacé verle en persona porque tampoco sabía si iba a ser capaz de verle sin derrumbarme. Él volvió a ser comprensivo y me dijo que cuando me sintiera mejor lo hablábamos.
Finalmente quedamos, le conté todo lo que había pasado, lo que había sentido y lo que me había dicho el resto. No fue fácil para él asimilarlo, sobre todo la parte en la que sus amigos habían actuado durante ese tiempo. Me dijo que durante ese tiempo él también había sentido cosas y que no entendía por qué el resto se había opuesto de esa forma. También dijo que lo que nosotros sintiéramos era cosa nuestra y el cómo gestionarlo también y no tenía por qué influir a nuestro trabajo en la asociación. Incluso me preguntó si yo prefería que él se fuese para seguir yo trabajando en la asociación, a lo que obviamente le dije que no porque yo ya me había ido y mi decisión no tenía que afectar a la suya. Quiso despedirse, supongo que para asimilar todo y hablar con el resto.
Días después le pregunté si, sabiendo que él había dicho «lo que nosotros sintamos» en plural, había alguna posibilidad de que pasase algo entre nosotros. Su respuesta fue breve y, a mi parecer no muy clara: «no sé, no creo que ninguno de los dos sea lo que busca el otro». Le respondí con desesperación, le dije que yo no buscaba nada, que simplemente había empezado a sentir cosas por él y que sabía que la diferencia de edad podía pesar pero que simplemente no quería quedarme con las ganas de intentarlo.
Ya no respondió, hace casi dos semanas que me dejó en visto. Sé que he cometido muchos errores en esta historia amigas, y sé que tiene que tener la cabeza con un jaleo increíble, pero me parece tan injusto que sintiendo ambos cosas no hayamos podido ni siquiera intentarlo por haber tenido en contra a todos los que nos rodeaban.
En este tiempo he hablado con mis amig@s ajenos a la asociación y ellos no ven problema en la diferencia de edad porque ambos somos mayores de edad y nuestras vidas no son tan distintas. No estamos en momentos distintos de nuestras vidas ni tenemos nadie a cargo que pueda complicar las cosas. Mis amig@s no entienden por qué la gente de la asociación se ha interpuesto tanto, y creen que él no ha respondido porque tiene mucho que asimilar. Yo estoy hundida, me siento fatal por no haberme dado cuenta antes de las cosas, por haber dejado que me influyese la opinión de los demás y porque no sé si le he perdido. No sé qué hacer ni cómo actuar si él me escribe para hablar porque sólo pienso en lo que podríamos haber tenido con la conexión que había y ni siquiera lo hemos podido intentar.
Gracias por leer este tocho, agradecería vuestras opiniones y consejos si habéis pasado algo parecido. Un abrazo fuerte, aunque quizá lo necesito yo más que nadie.