Este sábado tuve una cita que esperaba como agua de mayo. El chico de la uni del que llevo colada desde el año pasado al fin tuvo a bien escribirme y pedirme que quedásemos para tomar algo. Yo ya llevaba algunos días notando que me hablaba más y todo eso, aunque os mentiría si os dijera que me lo esperaba.
El caso fue que me escribió al whatsapp por privado, que yo nunca le di mi número pero lo debió de pillar del grupo de clase, y muy majo él me dijo que no podía más y que tenía que invitarme a unas cervezas para hablar de lo que había pasado en clase. De esto último no me cosqué mucho, no sabía muy bien a qué se refería pero el plan me apetecía mil y le dije que sí por supuesto.
Me puse lobona del todo y me fui el sábado para la cervecería donde habíamos quedado, llegué pronto y me senté en una mesa libre. Al rato lo veo entrar, lo saludo con ganas (ella pringada demasiado efusiva-emocionada) y veo que el se acerca, me saluda sin más y sigue adelante caminando por la cervecería.
Me quedé tonta total viéndolo. Pensé este tío es tonto o algo. Me vuelvo a sentar y me giro, lo veo que está como buscando algo o a alguien y que se vuelve hacia donde estoy yo. En esto se me acerca y me dice que si he visto a María Soria, nuestra compañera de clase (pivonazo total y que ya os digo, en la vida quedaría con él…). Le digo que no, y le pregunto si también había quedado con ella. Se le descolocó la cara con mi pregunta. Y es que sí señoras mías, yo me llamo María Pérez (María en whatsapp) y claramente aquel tío la había cagado, quedando con quien no quería.
Lo peor de todo es que según me lo dijo lo único que añadió fue ‘bueno chao’ y se largó.
Ahora ya sé a quién tengo que borrar de mi vida forever.