El porqué del nombre de hoy es fácilmente adivinable. El chico al que Amanda conoció era fisioterapeuta, así que abreviando será El Fisio.
Era Otoño, y más concretamente eran las fiestas de la ciudad de Amanda, cuando recibió un nuevo match de Tinder. El Fisio era un chico de otra ciudad pero había ido con motivos de las fiestas a la ciudad con un amigo.
Amanda y El Fisio no habían hablado mucho, cuando la noche de fuegos artificiales, El Fisio propuso a Amanda quedar. Al parecer, los chicos se estaban quedando en un pueblito cercano y si no era por quedar con alguien no se iban a desplazar a la ciudad.
Para ser sinceros, Amanda esa noche había quedado con El Ingeniero (su rollete de aquella) y tampoco había hablado tanto con El Fisio como para morirse de ganas de conocerlo… así que rechazó la cita.
El Fisio y su amigo se iban a la mañana siguiente, así que Amanda pensó que ésta sería la típica historia que acababa antes siquiera de empezar. Pero no. Amanda se equivocaba.
Por algún motivo empezaron a hablar muy seguido. Amanda y El Fisio se psaban día y noche hablando y mensajeándose a pesar de vivir a cientos de kilómetros.
La complicidad cada vez era mayor, llegando incluso a tener conversaciones subidas de tono. Y hay que confesar que Amanda se moría de ganas por sentir esas manos que tenían pinta de hacer maravillas…
Las ansias por verse cada vez eran mayores, así que al mes, El Fisio y su amigo volvieron a ir a la ciudad de Amanda.
Casualidades del destino, El Ingeniero tampoco vivía en la ciudad de Amanda (él si era de la ciudad pero se encontraba estudiando fuera) y había escogido el mismo fin de semana para pasar con Amanda…De hecho, ¡tenían un hotel y un viaje reservado para estar juntos!
Así que de repente, Amanda estaba con dos citas distintas el mismo fin de semana. Citas que se preveían intensas e interesantes…
¿Cuál escoger?
¿A qué chico prefería Amanda?
¿Con cuál se lo pasaría mejor?
El desenlace, al menos de este primer dilema, lo contaré más detalladamente en la siguiente entrega.