A pleno día, iba por una calle vacía en falda, era verano, cuando veo que llevo detrás al mismo chico desde hace ya tres calles. Era rubio. Alto. Gafas y traje. La tercera vez que me giré estaba a menos de cinco centímetros y automáticamente se dio la vuelta. Me paralicé y le miré alejarse. Estaba mareada y solo oía la sangre en mis oídos, tal cual. El corazón me iba a estallar del miedo. Se acercó un hombre y me dijo que pensó que era mi novio hasta que le vio echando fotos bajo mi falda (agradezco haber llevado shorts debajo). Pensé que estaba a salvo hasta que el hombre me empezó a sobar el culo diciendo que «normal, con el material que tienes». Mi única solución fue bajarme la falda, apartarme y decir «disculpe». Le pedí perdón. Yo al tío que me tocaba el culo por la calle. Me paré cerca de un hotel y llamé a mi entonces pareja para que se acercara a por mí. No volví a ir por ese camino sola.