Hay días en los que me puede. A diario peleo contra la depresión, contra la ansiedad y contra todo lo que conlleva pero hay días en los que me puede. Recibo ayuda psicológica semanalmente pero a veces, cuando veo como la vida de todo el mundo avanza y la mía no, siento que no es suficiente, que yo no soy suficiente, y me hundo.
Hace tres años que tengo picos y recaídas, tres años en los que no consigo terminar la carrera, tener un trabajo estable, una relación. Esos picos y recaídas hacen que no logre ser constante en nada. Mi familia y mis amigos no me lo dicen pero sé que les agota tenerme cerca y que por eso se distancian cada vez más de mí y yo de ellos. Muchas veces me preguntan por qué recaigo en estos estados cuando hace poco estaba bien, tenía proyectos y salía de nuevo. No sé que decirles y me siento culpable por ser una carga. No quiero molestar.
Tengo ganas de vivir y de curarme pero por alguna razón no lo consigo. Sé que son etapas y que pasarán, que vendrán periodos en los que estaré mejor pero solo de pensar en volver a recaer… estoy cansada de pelear constantemente, siento que no puedo más y entonces me pregunto: ¿Y si no estoy hecha para vivir?
Todo el mundo tiene un proyecto, una meta, un sueño pero yo no. No sé que hacer con mi vida, no encuentro un objetivo para mi y entonces pienso en que si no tengo una razón para existir por qué sigo luchando. ¿Y si debí morir cuando intenté suicidarme porque ya había aportado todo lo que tenía que aportar a este mundo? ¿Y si al no conseguir suicidarme me quedé estancada aquí? A veces no suena tan mal, ¿sabéis? Podría dejar de luchar y descansar por fin.