Chicas, estoy ahora misma hecha polvo. Entre la espada y la pared y realmente mal.
Me caso en marzo del próximo año. Tras seis años de noviazgo, mi novio y yo nos comprometimos este pasado verano. Todo fui muy idílico y precioso. Rebosábamos felicidad y nuestras familias lo celebraron por todo lo alto.
Empecé los preparativos muy ilusionada. El lugar del banquete, la iglesia de la ceremonia e incluso lloré cuando elegí mi vestido acompañada por mi madre y mis hermanas. Todo parecía de lo más normal hasta hace unos días.
A mi alrededor todo continúa igual, nada ha cambiado, pero yo siento que pensar en esta boda me entristece y me agota. Sigo queriendo a mi novio, y de hecho no quiero dejarlo, pero no quiero la boda. No quiero la fiesta y no quiero todo lo que hemos preparado.
Simplemente no quiero casarme y ni yo entiendo por qué me pasa esto cuando hasta hace poco era la primera en elegir cada detalle.
Mi chico lleva días recordándome que tenemos que ir a cerrar el viaje de novios y yo solo le doy largas porque solo de pensar en la boda me echo a llorar. Me iría con él de viaje, claro, pero sin boda ni nada que se le parezca.
¿Qué me pasa chicas? ¿Alguna más ha vivido esta situación?