He de reconocer que quería hacer esta receta desde hace tiempo pero no me atrevía. Aparentemente no es complicada, pero siempre pensé que me quedaría chuchurría, que era imposible conseguir unas empanadillas sanotas y con buena pinta. Pues hoy me alegra decir que me equivocaba y que vaya pasada. Me han encantado y estoy deseando poder hacerlas de nuevo con rellenos diferentes.
¿Qué necesitamos para hacer estas empanadillas de avena?
Para la masa:
– 60 gramos de harina de avena.
– 40 gramos de salvado de avena.
– 40ml de agua.
– 1 clara de huevo.
– Sal
– Una cucharada de levadura
Para el relleno:
En mi caso yo rellené dos de atún y aceitunas, y otras dos de bacon de pavo y queso bajo en grasa.
Fue lo que tenía por casa, pero ahora que sé que salen tan ricas, me curraré más el próximo relleno con salsa de tomate natural, cebollita y cosas ricas con las que conseguiremos un relleno más jugoso.
Para la masa es tan sencillo como mezclar la harina de avena con el salvado, el agua, la clara de huevo y la sal hasta formar una masa. Añadimos la levadura y dejamos reposar en forma de bolita, cuanto más mejor.
Cuando esté lista colocamos la masa sobre papel de horno y nos ayudamos de un rodillo para estirarla. Cuanto más fina mejor. Yo no conseguí que se quedase todo lo fina que me gustaría, tendré que mejorar para la próxima. Con la ayuda de un molde (o de un vaso en mi caso), cortamos las dos tapas de la empanadilla y las separamos.
Sobre una de las placas colocamos el relleno, dejando un poco de margen en los extremos para que no se salga por fuera y poder sellar bien la placa de arriba. Para esto, yo utilicé un tenedor. En las imágenes podéis ver cómo queda.
Una vez listas, sobre papel de horno, las pinté con un poco de huevo y las decoré con semillas de sésamo. Ahora tocan unos 20-25 minutos de horno hasta que estén doraditas (a unos 200 grados) y ya están perfectas para saborear.
