Estas navidades mi señor marido me sorprendió con una mega bici de montaña y desde entonces intentamos cogerla todos los fines de semana (han sido sólo dos por incompatibilidades de agenda pero la intención es lo que cuenta). El pasado sábado pudimos por fin hacernos una mini-ruta de 13km, que es una porquería para bikers experimentados pero con la que yo terminé muertilla. Iba tan renventá que al final del camino una señora empezó a darme ánimos tal que así:

¡Ánimo, con esfuerzo todo se puede! Mírame a mí, que yo llegué a pesar 75kg. ¡75kg! ¡ÁNIMO!

Para mis adentro pensé “¡ay maricón, si yo con 75kg sería una sílfide!” y para mis afueras lo que hice fue darle las gracias a la señora y continuar con mi proeza.

En el momento no le di más vueltas, bastante tenía ya con llegar a casa después de las cuestecitas que tuve que subir, pero luego no he dejado de pensar en ello.

¿Siempre que una gorda hace deporte lo hace para perder peso? ¿No hay muchas personas delgadas que practican deporte por el mero hecho de sentirse bien, por la adrenalina, por la diversión? ¿Es que los gordos no podemos hacer deporte por la misma razón?

En mi caso el principal motivo de montar en bici no es perder peso, en todo caso puede ser una consecuencia pero no una motivación. Yo cojo la bici por compartir un hobby con mi pareja, por descubrir cosas y por poder acceder a espacios a los que es imposible ir de otro modo. Y creo que comparto motivación con mi novio delgado. No entiendo por qué el coge la bici para divertirse y yo la cojo para perder peso.

biker

Así que señora, muchas gracias por el ánimo, pero no era necesario que hiciera referencia a mi peso. La próxima vez que me vea llegar tan apurada como me vio, por favor, deme un empujoncito en la bici que seguro que me ayuda mucho más a subir la cuesta que sus comentarios sobre lo mucho que llegó a pesar y lo poco que pesa ahora. Gracias.

Marta L. Caro

En la foto destacada: Callie Thorpe