¡Qué contentos estáis todos eh! Cómo mola la primavera, con sus florecillas, sus días más largos, sus cañitas al sol en las terrazas que tanto ansiábamos, sus parques abarrotados de gente… ¿Qué puede tener de malo la primavera si es todo resplandeciente? Si andamos revolucionaos perdíos con eso de que la primavera la sangre altera, si podemos sacar los modelitos del armario que ya olían a alcanfor…

Pues yo te lo digo: LA PUTA ALERGIA

Que sí, que a mi también me gusta que llegue el calorcito y que todos estemos como más felices. Que yo también odio los días de lluvia en los que no dan ganas de hacer absolutamente nada que implique salir a la calle. Pero es que la primavera trae consigo a sus secuaces: los mocos, los estornudos, el asma y toda la pesca morena.

Si como yo, tú también eres alérgica sabes que:

Tu casa parece Farmacia de Guardia.

Tienes las pastillas que te sobraron del año pasado, las que te han dado en la farmacia este año que dicen que dan menos sueño, el flu flu para los mocos, el otro flu flu que creías haber perdido pero que estaba en alguno de tus bolsos, lo del asma para cuando te da el ataquito, el chisme de aspirar antes de dormir, las gotas de los ojos, la vaselina para los pellejitos de la nariz y los labios… ¿Quién da más?

De nada sirve echarse rimmel.

Es salir por la puerta y estornudar y parecer la prima hermana de Esty. Es imposible tener los ojos decentemente pintados. Te lloran, te pican, estornudas… Olvídalo. Carita lavada y fin.

Ni pintarse los labios.

En cuanto te suenes los mocos, adiós a tu maravilloso perfilado. Aunque yo este año tengo la experiencia de los labiales fijos que me enseñó Ceci, ¿serán resistentes al agüilla de los mocos?

El fin del mundo se acerca cuando te quedas sin cleenex.

Tu vida gira en torno a si has cogido cleenex al salir de casa o no. Como se te hayan olvidado estás perdida. Con suerte tendrás alguno en el bolsillo (porque en tus bolsillos siempre habrá alguno pañuelo usado de abril a junio, eso es así) e intentarás exprimirlo hasta que se desintegre en tus manitas y te deje la nariz llenita de trocitos blancos. Si no la tienes, es cuando te toca activar el radar mocoso y empezar a pedir a todo aquel que ose abrir un paquetito. Es escuchar el sonido de la bolsita y girarte: ¿me das uno? Si tu situación se acerca ya al apocalipsis puede que tengas que tirar de recursos catastrofistas como cualquier tipo de hoja que pilles por ahí. Todo menos ir por la vida con dos velas colgando.

La alergia cansa.

Porque estar todo el santo día estornudando agota amigas mías, porque no te da la vida para sonarte los mocos, respirar y hablar (realizar cualquier tipo de acción) al mismo tiempo.

Bares qué lugares.

Olvídate de las excursiones al campo, de ir a pescar o de cualquier plan que implique aire libre. Tú que llevabas desde Octubre cagándote en el tiempo de mierda y con ganas del solecito, te ves relegada a ir de tu casa al curro y del curro al bar. Que oye, no es mal plan eh, pero que las birras en una pradera a mí como que me molan más.

No tienes nada que envidiarle a los payasos de la tele

Tu nariz. Su nariz. Dos gotitas de agua.

Todo el mundo te pregunta

¿Pero tú a qué tienes alergia? Y tu respondes: a la primavera. Porque sí, de peque te hiciste las pruebas esas en las que te ponen el brazo como un tomate y te dicen que tienes alergía al ciprés, al platanero y al olivo; pero tú lo único que ves por las calles de tu pueblo son arbustos.

Odias a todos los que no tienen alergia.

Nada que añadir. Esto es así y punto.

No estás mala, es solo alergia.

Y es que encima tienes que aguantarte cuando te dicen que eres una quejica, que eso no es nada, que es solo alergia. ¿Solo alergia? ¿Solo alergia? #mecagoenlaprimamierda

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