Pues esta es mi nueva vida: tengo tres hijos y mi marido trabaja tantas horas que me es imposible encajar un horario laboral compatible sin tener que contratar a alguien que se quede con mis hijos cada día. Haciendo cuentas no nos salen los números, la única manera de poder volver al mercado laboral es esperar un tiempo a que ellos sean más mayores e independientes, confiar en que el trabajo de mi marido con el paso del tiempo le ocupe menos horas y aprovechar este tiempo con algo útil para mí.


La realidad de muchas familias es esta hoy en día. Se nos pide que tengamos hijos, que levantemos la natalidad, pero luego se nos ponen todas las trabas posibles para poder llevar una vida normal. Hablan de conciliación, pero la única manera de conciliar es tener abuelos cerca jubilados dispuestos a criar a tus hijos. A la hora de buscar una solución te encuentras con lo que nos encontramos muchas mujeres, (así estoy yo, mi vecina de enfrente, mi ex compañera de trabajo…) al no encontrar la forma de encajar horarios, uno de los dos debe sacrificar su carrera laboral y, si miras los números, ellos cobran más, así que, por el bien de la familia, debes ser tu la que se quede en casa. Además recibirás la aprobación de muchas mujeres mayores de tu entorno que te dirán que “quien mejor que tu para estar con ellos” y en parte tienen razón, pero ¿Cuándo vamos a dejar que demuestren que son capaces de llevar a cabo una crianza corresponsable al 100% si nosotras nos tenemos que quedarnos en casa mientras ellos trabajan jornadas interminables fuera de casa?


Pues llegados a este punto y tras tres años largos desperdiciando mi tiempo en preparar una oposición que no me interesa, en la que tengo muy pocas opciones de entrar y que me ha obligado a gastar mucha pasta en sindicatos y academias para no dejar ni una línea en mi currículum, he decidido dar un giro a mi futuro y empezar a formarme como hubiese querido hacer cuando me tocaba, pero que por circunstancias ajenas a mi decisión no pude. De esta manera pretendo volver a la búsqueda activa de trabajo con un currículum algo más completo que no tenga solamente un enorme hueco en blanco en los últimos años.

Pero, ahora es cuando entran en juego las dudas, las inseguridades y la locura de cuadrar agendas. La única manera lógica de volver a los estudios ha sido hacerlo con un FP a distancia, que solamente había disponible en otra ciudad, para lo que tendré que desplazarme en los exámenes y demás requerimientos. Ahora tengo que cuadrar los horarios escolares de los niños, las actividades y terapias (tengo un niño autista y una bebé con un desarrollo lento en estudios por sospecha de algún problema neurológico), la limpieza de la casa (que si comparto con mi marido, a pesar de que él esté muchas horas fuera, pero que no quiere decir que no me lleve unas horitas al día), las clases online, los trabajos y lo que me pidan a partir de ahora. Y pretendo hacer esto sin renunciar a mis horas de escritura semanal (para seguir contándoos mis miserias y las de otras por aquí y para continuar escribiendo la novelilla que tenía parada hacía tiempo), seguir con algún hobby para que mi psicóloga no me mate y poder mantener algo de vida social. ¿qué será lo primero en caer? Supongo que el gimnasio será lo más prescindible, aunque me ayude a mantenerme cuerda, es lo que más tiempo material me quita y lo que menos afecta al resto de la familia.

Tengo tanto miedo a no ser capaz de volver a empezar… Aquella frustración que me impidió retomar los estudios antes de tener a los niños, me persigue ahora en forma de inseguridad; me susurra que los cuarenta se acercan rápidamente, que pronto tendré compañeros que tendrán más en común con mis hijos que conmigo y que seré esa señora que va de guay poniéndose el pelo de colores.


Me abruma la agenda que se aproxima este septiembre, me hace palpitar el corazón tan rápido… ¡Que lo estoy deseando! Así soy yo, solamente bajo presión soy capaz de sacar todo lo que tengo dentro, solo cuando no tengo tiempo de verdad para nada es cuando soy capaz de llegar a todo. Parece ilógico, pero es la presión la única capaz de motivarme para ser lo que en realidad me gusta ser: una desquiciada muy feliz.