Ay amiguis, la culpabilidad y la vergüenza nos persigue. Estoy completamente segura de que tú también te vas a sentir identificada con todo lo que vas a leer en estas líneas porque, por desgracia, nos han educado así (y si no es así, tendrás mi veneración más absoluta). Ahora, somos nosotras las que debemos dar pasitos y más pasitos para que toda esta tontería se pase de una vez.

Montemos un momentito en el Delorean y volvamos a nuestra infancia. ¿Te suenan las siguientes frases?:

“vamos, una señorita no se sienta así, con las piernas abiertas”, “con la melena tan bonita que tienes, no querrás cortarte el pelo a lo chico” o “pues tendrás que aprender a planchar una camisa para cuando seas la señora de tu casa”. 

Desde bien pequeñas nos educan en esta gran mentira, por eso ahora vivimos una dualidad en la que sabemos reconocer el machismo de la sociedad en la que nos encontramos y a la vez, tenemos conductas relacionadas con lo que hemos ido mamando desde la infancia. Vaya, una gran mierda. Y es que aunque nos consideremos feministas tenemos puntitos por los que sabemos que no tendríamos que sentirnos mal pero aun así lo hacemos. 

Si lees que alguien sale un día de juerga, se coge un pedo bueno y se folla a un desconocido ¿es algo que criticarías? Tanto si lo escucho de la boca de un hombre como si lo leo en nuestro foro en un follodrama, no lo juzgaría pero ¡ay si lo hago yo! Me paso el domingo con ganas de flagelarme. 

La supuesta pérdida de la feminidad. A ver, vamos a ver ¿qué se supone que es la feminidad? ¿eso que nos han vendido a lo largo de los años? No, la feminidad no se basa en esa supuesta perfección que en teoría debemos reflejar. Sí, hay semanas en las que no me depilo. Sí, no siempre llevo las cejas perfectas. Y sí, mi cuerpo no encaja en esos cánones establecidos por las revistas. Pero no, no soy menos femenina por ello. Solo me hace humana. ¿Pero por qué me siento culpable si no voy arreglada? ¿es por mí o es por lo que puedan decir de mí?

El folleteo cuando yo lo decido. Una cosa que no paro de escuchar es aquello de que nos tenemos que hacer las duras y que no hay que darles a los hombres lo que quieren de buenas a primeras porque después pierden el interés. Pero vamos a ver, si yo lo que busco en una relación es echar un polvo ¿tengo que esperar? No creo que si a alguien le gusto suponga una diferencia el acostarme con él la primera vez que quedemos que si lo hago en la tercera. Odio pensar que no podemos hacer lo que queramos con nuestro cuerpo ni quiero creer que entro en ese concepto de “facilona” por darle marcha a mi body. 

La igualdad en las charlas en Tinder. He hablado con muchos chicos sobre el tema del ligoteo en esta red social y a cada cual está más cansado que el anterior. Parece ser que muchas de nosotras somos de las que esperan a que siempre sea él quien escriba, quien pregunte y quien mueva ficha. Y tienen más razón que un santo. A mí también me gusta que me “roneen” y que me busquen pero si buscamos la igualdad tenemos que romper con estas reglas de género. Y qué coño, si me apetece escribir escribo ¿acaso soy menos interesante por ello?

Y lo peor es que podría seguir escribiendo hasta cansarme. Hay una laaaarga lista de situaciones en las que nos encontramos por ser feministas criadas y educadas en una sociedad patriarcal. Sabemos que no debería ser así pero actuamos como nos han enseñado y es muy jodido darse cuenta y parar el asunto ¿no creéis? 

Lo que debemos saber es que es difícil romper con todo y ser la más igualitaria del mundo. Antes de sentirte culpable con algo, míralo desde una perspectiva ajena y valora ¿tú juzgarías a alguien por hacerlo así?

 

La chica de la falda azul