Desde que leí esto, no recuerdo donde,  vivo en un sinvivir.¡Qué presión!

Estoy agobiada constantemente, porque… ¿Cómo decides cuál es tu mejor modelazo para fantasma? Y cuando lo tienes decidido, ¿Qué haces? ¿Te lo pones cada día? ¿Todos los días uno detrás de otro sin parar el mismo modelo, por si la palmas? ¿Y por la noche? Eso me estresa aún más, porque si te pilla en sábado mira, quizás llevas la ropa de guerra y el maquillaje y el pelazo perfectos y tienes suerte, pero  ¿Y si te pilla en martes? Yo duermo desnuda, y ¡desmaquillada!.  Entonces si muero de madrugada entre semana, me pasaré el resto de la eternidad en bolas y sin eyeliner por el limbo, o donde sea que estés cuando ya no eres humano, sino un espectro. ¡Eso sí que no! ¡Yo quiero ser un fantasma con glamour!.

 

 Total que esto me ha llevado a pedir hora para hacerme la micropigmentación en los ojos y en los labios, por los menos que me tatúen  y si me muero por la noche o en la playa, el eyeliner que sea perpetuo, y espero que sea verano para irme con buen color.

¿Y el pelo?  Yo me niego a pasarme la eternidad con un moño de esos que te haces para estar en casa, así que ahora,  sude, o cocine o lo que sea que haga en mi vida de mortal, el pelo siempre lo llevo planchado y limpio, y voy a la peluquería a teñirme cada tres semanas, porque imagínate que te pilla con raíz, y la manicura sin hacer. Pues te arriesgas a la exclusión total, y a que te lleven al extrarradio del cielo.

 

Pero lo que más me preocupa con diferencia es la ropa. Necesito ser un alma presentable, para mí es básico. Porque lo lógico sería que pudieras elegir el outfit de alguno de los momentos de tu vida en los que has ido mejor.  Pero ¿Qué santo debe llevar ese tema? ¿Santa Teresa que caminó por todas partes con sus sandalias que luego imitó Panamá Jack?.  ¿San Lázaro que volvió de la ultratumba con unos trapicos así como ibicencos? No, yo creo que será San Indumentario el que decida con que ropa te quedas, porque si no ya me veo en el cielo haciendo una revuelta y una huelga de alas caídas, y quemando las arpas hasta que no me dejen ponerme mis Louboutin para los restos.

 

Y eso es otra , desde que sé esto, duermo con ellos al lado de la cama, porque claro una ahorra durante meses y meses para comprarse los zapatos de sus sueños, y no los quiere dejar aquí, y pienso  que si me empieza el parraque, que me dé tiempo a poner los pies en el suelo y meterlos dentro de los Louboutin. Me he dejado preparados los de color nude que van con cualquier modelito, y mi bolso, en la silla al lado de la mesita de noche, porque claro , donde vas por el cielo o el infierno sin bolso ¡No sin mi jimichuuuuuuuuuuu!.

Así que lo único bueno de todo esto, es que ahora vaya donde vaya, o esté donde esté, todo el mundo piensa: “Qué mona va esta chica siempre”. Y yo pienso para mí: “Sí, hasta la eternidad y el más allá”.