Recuerdo hace unos años cuando se cuestionaba la extrema delgadez de las modelos y se las culpaba de ser las causantes de que las niñas cayeran en la anorexia y la bulimia. Yo nunca he sido anoréxica ni bulímica, ni mucho menos, pero si alguna vez he dejado de comer para estar más delgada no ha sido porque Kate Moss pese menos que mi gato cuando estaba enfermo, ha sido porque Amancio Ortega considera que su ropa sólo es para modelos

Amancio, ese hombre que empezó cosiendo batas en Galicia y que de ahí creó un imperio, ese hombre que fabrica ropa bonita a precios asequibles para cualquier mujer, ese hombre que nos permite poder comprar vestidos monísimos a menos de 50€… Él tiene la culpa de que muchas mujeres caigan en esos círculos.

Yo no soy una mujer delgada, pero tampoco estoy gorda, mido más o menos 1,76 metros, uso una talla 42 y peso…, bueno, no tengo báscula y además me sobran unos kilos, pero no es eso lo relevante. Lo relevante es que, con unas medidas de lo más normales, Amancio se empeña en no dejarme entrar en una talla L… Y yo con mis 32 años, que ya no me deprimo como antes por estas cosas, pienso ‘Bueno, pues si no entro en la talla L, me compro una talla XL y punto’, porque si hay una talla XL en la tienda la compro, sin ningún problema; pero como Inditex no está hecho para gordas, la mayoría de las veces la talla XL no está en la tienda y la dependienta te dice que la compres online, así como por lo bajini, siempre con cara de ‘Gorda, no salgas de casa y entres en nuestras tiendas, enciérrate en tu habitación y compra todo online para que nadie te vea, que debería darte vergüenza pedir una talla XL en nuestras tiendas…’. Obviamente, no todas las dependientas son así, pero he recibido miradas y contestaciones poco agradables en muchos casos.

Ay, qué tiempos aquellos en los que ponerse unos vaqueros era algo sencillo, y no una master class cuando intentas entrar en una talla 42 y no te suben más allá de los muslos. Y tú piensas ‘¿Se me habrán puesto los muslos del tamaño de mi cabeza, como mi monitor del gimnasio, pero en vez de hechos de puro músculo, hechos de grasa?’. Y te miras así en el espejo (intentando no caerte al suelo con los vaqueros por las rodillas) y piensas de nuevo ‘Pues no estoy tan mal! (y además el anticelulítico que me ha costado más que el abono transporte está haciendo bien su trabajo!!)’. Y con el pensamiento de que en Inditex no saben hacer bien las tallas, te vas a otra tienda a ver qué depresión encuentras allí.

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Obviamente, ni mi blog ni yo somos quien para decirle a Amancio lo que tiene que hacer con su vida y con su negocio, pero no estaría de más poder ir de compras sin salir de la tienda pensando en qué es lo más light (aparte de agua) que tienes en la nevera, para pasarte el resto de la semana a lechuga y pollo a la plancha, no sea que tengas que empezar a ir desnuda porque no te puedes comprar unos míseros vaqueros… O eso o empezar a vestir con tallas grandes, imitando el codiciado look de mujeres como Las Supremas de Móstoles

Dios no quiera que su hija y heredera se quede embarazada de nuevo y no pueda vestir de Inditex. Pero qué digo… Lo primero es que ella tendrá un personal trainer que la dejará dos días después de dar a luz con un tipín que yo no tengo desde los 16 años; lo segundo es que ella puede permitirse el lujo de vestir de Chanel, Armani, etc. e incluso que le hagan la ropa a medida, así que entrar en una talla 42 no es un problema para ella; y lo tercero es que ha llamado a su pobre hijo Amancio, que está muy bien mantener los nombres familiares, pero conocer ese dato hace que no me importe en absoluto la talla que usa y de qué marcas se viste…

No pretendo convertirme en una sílfide, me sobran unos kilos pero no me quita el sueño ni me avergüenza ponerme en bikini en la playa. Pero si me gustaría no sentirme gorda cada vez que intento ir de compras, es deprimente, que vivimos en un país con una dieta mediterránea estupenda, en el que se bebe vino y cerveza, y en el que la talla 40 es una talla de lo más común, por lo que la talla XL o la 42, la 44, deberían estar disponibles en todas las tiendas, con la misma cantidad de prendas que el resto… Que no debería ser legal que en las tiendas la talla máxima de muchas faldas sea la 40, como si Amancio pretendiera decirte ‘Para ti no es, caderona!’. Y ya no os cuento si quiero comprar en las rebajas, las únicas tallas que sobran son la XS y la 32, que ahí no entra ni Kate Moss en sus mejores momentos

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Ahora que el verano se acerca peligrosamente, los brazos y piernas salen a la luz, blanquecinos, blanditos, deseando esa dosis de hidratación y anticelulítico que les hemos negado todo el invierno… Ahora que nos empezamos a deprimir porque, otra vez, no nos cabe la ropa del verano pasado… Ahora que los gimnasios se llenan más que el día 7 de enero…, es el momento de recordarnos que, por mucho que se empeñen en intentar convencernos de lo contrario, también tenemos derecho a vestir como las demás, que una talla 42 no es una talla grande.

Y vosotras, ¿os deprimís cuando vais de compras porque Amancio nos odia a todas las mujeres con curvas o salís de la tienda de camino al McDonalds a comer un McFlurry? (Culpable! Yo he hecho ambas cosas, total, si no iba a entrar en el pantalón igualmente…).

Autor: Carla Potter