Ya os hemos hablado de lo peligroso que pueden ser los amigos tóxicos y cómo huir de ese tipo de relaciones dañinas donde la otra persona te va a exprimir para su beneficio personal. Nos repugna lo tóxico, lo criticamos e intentamos descubrir el más mínimo resquicio en nuestras vidas para apartarnos de ello. Pero, ¿qué ocurre cuando los tóxicos somos nosotros?

Aludiendo al refranero español, ¡qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno y qué difícil verla en el nuestro! Como aún estamos en enero, mes de propósitos donde seguir soñando que este año sí vamos a cumplirlo todo, es un buen momento para conocer nuestros errores, intentar cambiarlos y ser un poquito más felices (lo de hacer felices viene después).

1. Egocentrismo: yo, yo y yo

Párate a pensar cuántas veces te has encontrado con que alguna persona te contaba un problema y no podías dejar de pensar «eso no es nada con lo que me ha pasado a mí» y no era cierto. Las veces que, con un motivo absurdo, te has creído mejor que alguien o que has menospreciado los logros de otros simplemente porque tú no los habías conseguido.

No hay que olvidar que somos los protagonistas de nuestra vida, pero hay que dejar sitio para los papeles secundarios. Aprender a escuchar, practicar un poquito de empatía y dejar de pensar en nuestras movidas de vez en cuando para echar una mano a aquellos que nos ayudan cuando lo necesitamos.

2. Criticar por criticar

Que a todos se nos suelta la lengua alguna vez y siempre hay alguien que tenemos entre ceja y ceja pero, ¿de verdad hace todo mal? Si es una persona que no te importa, ¿por qué estás pendiente de recibir noticias suyas para volver a la carga?

Piensa el tiempo que dedicas a poner a caldo a alguien, a intentar saber de su vida y centrar el tema de conversación de una tarde de amigas en personas que no merecen ni un minuto de ti.

3. Redes sociales como munición

Ver una foto, hacer pantallazo y compartirla en el grupo de wasap de las amigas. Eso lo hace hasta la vecina rubia, ¡no puede ser malo! ¿Y si te enterases de que te lo hacen a ti y no para cotillear sobre si te casas o si te has operado las tetas y te han quedado increíbles? ¿Y si te lo hacen porque tu novio, al que ahora conocen en otros grupos como «cara anchoa», ha compartido una publicación en la que no sale muy favorecido?

Además, volviendo al punto anterior hay que replantearse cuánta gente tenemos en las redes sociales que no nos importa una mierda más allá de puro cotilleo y de los que no nos perdemos ni un stories.

4. Mandar a la mierda la sororidad

Error gravísimo y en el que incurrimos un montón de veces. La sororidad es el término que hace referencia a la solidaridad entre mujeres y que a veces se nos olvida practicarla. Por ejemplo cuando aceptamos peor las críticas si vienen de una compañera de trabajo que de un compañero, aunque utilicen las mismas palabras y en el mismo contexto, o si juzgamos a una mujer por comportarse de una forma que aceptamos en un hombre. Esos micromachismos son actitudes tóxicas y dañinas que habría que incluir en las cosas a cambiar este año.

5. Los celos

Son difíciles de controlar y también de asumir puesto que muchas veces nos vamos a inventar mil excusas para justificar nuestros sentimientos. Darle vueltas a porqué no ha contestado al wasap, inventarte con quién estará o qué está haciendo, cabrearte si tu mejor amiga ha hecho otros planes sin contar contigo… Vamos, ser de todo menos zen, ponerte en lo peor y de paso hacerte pasar un mal rato sin razón.

giphy

Como éstos hay un montón más de comportamientos tóxicos en los que caemos a diario, sin darnos cuenta que lo único que hacemos es perder el tiempo, no centrarnos en nosotros mismos y amargarnos un poquito la vida. ¿Estáis de acuerdo?