¡Hola a todos! Mi nombre es Lidia, una diseñadora gráfica de 28 años, con más de 10 años de experiencia en tallas grandes, y con todos los complejos del mundo, controlados, ahí en un rincón. He venido a Weloversize para contaros mi historia con todo el humor posible. ¡Positivismo power!

Yo también he sido una de esas chicas con etiquetas: «la gorda», «la rellenita», «la guapa de cara», «la friki» y os quiero hablar de mi cambio, del cambio de la chica que pasó de ser una niña triste con un armario completamente negro y de ropa ancha o de hombre, a ser una chica con un exceso de minifaldas, una obsesión por la lencería sexy preocupante y con el precepto de vivir siempre en positivo trabajando en lo que le gusta.

Siempre he tenido el san Benito de ser una chica de metabolismo de tipo «todo-para-mi «, y encima el ser «la típica friki» y «esa que escucha música heavy rara» nunca me ha ayudado a quitarme complejos de encima, sobretodo porque la gente se ha encargado de recordarme todas mis rarezas y defectos a diario, y no solo eso, se han ocupado y se siguen ocupando de que incluso mis aficiones y gustos se conviertan en complejos. Y de este tipo de gente os voy a hablar, pero no para que les hagáis caso, sino para que huyáis de ellos, sin ningún tipo de remordimiento.

Hay un coach muy famoso llamado Emilio Duró, que afirma que hay que arrimarse a gente que nos aporte algo positivo y que hay que alejarse de los que nos chupan la energía y el buen humor. Tiene toda la lógica ¿Verdad? Pero es una de esas cosas que hasta que no se las escuchas a un «tío que sabe», no te las planteas en serio.

¿Soy feliz? ¿Esta persona me hace feliz? ¿Me hace sentir bien conmigo misma? ¿Me enriquece como persona? ¿Le importo? ¿Me valora? ¿Me respeta? ¿Me tiene en cuenta? Y la más difícil de plantearse: ¿Me importa él/ella a mí?¿Soy lo que necesita?

Y entonces lo hice: lo analicé todo lo más fríamente posible y fue toda una revelación espiritual.

Me di cuenta de que no estaba bien con mi pareja y sobretodo de que no tenía arreglo; mis amigos de toda la vida y yo nos habíamos alejado sin darnos cuenta y nuestras vidas y gustos dejaron de encajar e incluso nos dejamos de importar. E incluso me di cuenta de que soportar y estar a bien con mi familia me estaba produciendo dolores de cabeza totalmente innecesarios, aparte de ser esos mismos familiares los que siempre me decían eso de «Con lo guapa que eres de cara... a ver si adelgazas» o «cómprate ropa que te disimule ese pecho».

Y entonces, es cuando me dí con la realidad en la frente, me sentí tremendamente idiota porque estaba soportando toda esta nube de negatividad y decidí cambiar: mi actitud, mi ropa, mi mal humor… y como consecuencia cambió todo lo que había a mi alrededor, convirtiéndose en un caos difícil de soportar y sobre todo de superar: mi pareja me dejó porque éramos totalmente incompatibles, perdí a muchos amigos (algunos merecidamente muy a mi pesar otros simplemente se desviaron en mi vida) y dejé de llevarme mal con mi madre y bien con muchos otros familiares.

¡Qué triste! Diréis. Pues lo fue, pero como buena valenciana pienso que “Hay que quemar lo viejo para dar paso a lo nuevo”, y este cambio sucedió en SEMANAS.

La ropa ancha, negra y gótica que ocultaba todos mis defectos, empezó a desaparecer de mi armario por arte de magia. Empecé a comprarme ropa de colores (aunque el negro siempre lo tengo presente), pantalones de pitillo, minifaldas, ropa con ESCOTE y ropa que me gustaba y me hacía sentir sexy. Cambié de amigos y empecé a salir con gente de mi universidad a los que les encantan todas las rarezas y que a partir de ese momento siempre han estado ahí para lo bueno y lo malo, y una de las cosas más importantes, encontré nueva pareja que me enseñó a ser positivamente egoísta y a quererme, e incluso a quererme con mis tetas gigantes y mis lorcitas.

Y te das cuenta de que todo cambia en ti cuando cambias lo que te rodea, que los problemas son menos problemas y que aprender a quererte y a dejar que te quieran es más fácil que vivir atormentada por complejos y etiquetas.

Por eso el título del post, por eso os pido que reflexionéis con quién vais porque así os sentiréis y os harán sentir, y si ese sentimiento no es bueno, ¿por qué seguir soportándolo?¿no somos nosotros los dueños de nuestras vidas? Tenemos una solamente, ¿tenemos que estar con gente que no nos aporta nada positivo?

Este fue y sigue siendo mi comienzo. Me quiero más y me quiero mejor, porque quiero más y me quieren mejor los que me rodean. 

Autor: Lidia Alcocer