Hay mujeres que piden la luna, mujeres que prefieren bajársela ellas solas, y mujeres que consiguen casi alcanzarla por sí mismas. La astronauta italiana Samantha Cristoforett ya ha vuelto a la tierra con un récord cumplido, ser es la mujer que más días ha permanecido en el espacio. Un total de 197 días en la Estación Espacial Internacional (ISS), lo que supera la anterior marca de la astronauta estadounidense Suni Williams, de 195 días en el espacio como ingeniera de vuelo de diciembre de 2006 a junio de 2007. Cristoferett, además de haberse hecho muy conocida en redes gracias a sus preciosas fotografías espaciales, ha supuesto también una nueva reivindicación de que las mujeres pueden lograr alcanzar cualquier meta y cualquier sueño.
Sin embargo, pese a que ya haya mujeres que nos vigilan día tras día desde el espacio, hay quienes siguen pensando que hay trabajos que no son para mujeres. Seguro que hace unos años, el de astronauta era uno de ellos.
De hecho, hace poco Charlize Theron se convertía en el centro de las noticias, por su interpretación de Furiosa en ‘Mad Max: Fury Road’, que levantaba ampollas entre ciertos sectores machistas de Estados Unidos. Y es que ya hay quién critica no sólo el papel de la mujer en la sociedad, sino el que debe interpretar hasta en las películas. A estas críticas la actriz declaraba, según 20 minutos: “Podemos ser tan oscuras y tan brillantes como los hombres. Somos más que procreadoras, somos igual de conflictivas”. El problema no es lo que somos, sino lo que la gente cree que tiene derecho o no a dejarnos ser.
Y es que, pese a que tenemos las mismas capacidades, y a que estamos batiendo récords en las universidades (el 45 por ciento de las españolas entre 25 y 34 años ha realizado estudios universitarios, frente al 33 por ciento de los hombres en la misma franja de edad según la OCDE) por término medio, las mujeres de la UE ganan alrededor de un 16% menos por hora que los hombres. No se llama ser feminista, se llama reivindicar derechos. Se llama buscar igualdad y justicia para todos.
Queda mucho por avanzar, queda muchas bocas por callar, y quedan metas por conseguir, pero cuando miro arriba, y me imagino a una mujer (las que ya han estado y las que estarán) fotografiando su propia luna, pienso que nada es imposible, y que si no nos rendimos, conseguiremos dejar claro que una mujer también puede hacerlo.
