Cuando descubrí que estaba embarazada, supuse que mi maternidad sería como la de Lorelai Gilmore. Tendría una hija de la que sería muy amiga y a la que enseñaría la importancia del feminismo desde que naciese. Pero en la ecografía de las 20 semanas, algo lo cambió todo: UN PENE.

Sí, era niño. Y eso me hizo replantearme cuál sería su papel en el feminismo. Así que he decidido escribirle esta carta, que espero poder leerle en cuanto tenga uso de razón.

Querido hijo,

En la sociedad en la que te ha tocado nacer, hay muchas cosas que están mal. Una de ellas es que aún quedan personas que creen que las niñas no deben tener los mismos derechos que los niños. Y eso, cariño, es terrible. Por suerte, somos muchas las que queremos cambiar esto. Y para conseguirlo te necesitamos. Sí, sí, a ti. ¿Quieres saber cómo puedes mejorar el mundo? Es mucho más fácil de lo que parece.

Ten amigas. Cuando empieces el colegio, muchas veces oirás que ‘las chicas son el enemigo’. No es cierto. Tampoco son ‘el objetivo’ (como quizás escuches cuando vayas al instituto). Son compañeras con las que puedes divertirte exactamente igual que con los chicos.

No hay cosas ‘para niños’ y cosas ‘para niñas’. Te puede gustar el color rosa o no, igual que a una niña le pueden gustar los coches o no. Haz lo que te guste hacer, sin preocuparte por las etiquetas. Serás mucho más feliz.

Si quieres llorar, llora. Llorar no es de chicas, es de humanos. Si alguien te dice lo contrario es que no tiene ni idea de biología. No tengas miedo de expresar tus sentimientos, porque sin ellos solo seríamos máquinas.

Nunca uses la violencia. Ni contra un hombre ni contra una mujer. La violencia es el argumento de los idiotas. Tú no eres idiota.

No digas que no entiendes a las chicas. En primer lugar, no son todas iguales. En segundo lugar, para entenderlas solo tienes que escucharlas. Habla con tus amigas, con tu pareja (si es que es una mujer) o conmigo. Pregunta y tendrás una respuesta.

No te creas mejor que una niña simplemente por ser un niño. No creas que eres más fuerte, más listo o más gracioso, solo porque tienes pito. Por otro lado, si cumples esto serás más listo, más empático y más moderno que muchísima gente.

Respeta a las chicas. Si decides tener relaciones con una mujer, nunca hagas nada que ella no quiera hacer y si en algún momento quiere parar, para. Jamás JAMÁS juzgues a una chica por lo que hace con su cuerpo. Ella es tan libre como tú de disfrutarlo.

Por último, no dejes que la sociedad te arrastre. A veces te verás en situaciones en las que parecerá más fácil ser parte de la masa, menospreciando a las mujeres o aprovechándote de tu condición de hombre. Rebélate contra eso. Lucha. Sé libre. Sé un héroe. Lo que tú hagas puede cambiarlo todo.

Te quiere,

 

Mamá.