Un día, harta de discotequeo y creepy-ligues, me apunté a la moda del Tinder. Se han escrito muchas cosas al respecto, y no quiero pecar de repetitiva. Hoy les voy a hablar de uno de los personajes más recurrentes de apps de contactos como esa : el exhibicionista calentorro.

Como he dicho antes, un buen día, pensando en lo difícil que es encontrar a alguien con quien conversar en sitios convencionales, decidí apuntarme al carro de las apps para ligar. Empecé a darle corazones al personal, ellos a mi, y todo marchaba sobre ruedas. Jóvenes, maduros, chicas, amistades guachis..

Empiezan los primeros contactos serios, ves a un chico que te encanta. Guapo, tienen muchas cosas en común, escribe como dios manda… Ves también que conoce amigos tuyos, y él acaba agregándote a su Facebook. ¡Genial!…Hablas un poquito con él, de nimiedades y cosas sin importancia hasta que…

CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN

 

Lo fatídico sucede.

Sin mediar palabra, ese chico que parecía tan normal, tan de tener abuela y madre, tan de ir a la universidad en su coche sencillo…te manda una foto de su pene. Peor aún, te manda una foto de su pene y luego pone un emoticono…Sonriendo....Y te pregunta «¿Qué te parece?».

Mi respuesta suele ser…»Me parece que es un pene.» Fin del mensaje, del contacto, me embarco en un avión hacia Siberia y no saben más de mi.

Los hombres siempre piensan que sus penes son espectaculares y que antes que con cualquier otra cosa, van a conquistarnos con ellos. El pene como su bien más preciado. Después de enseñarte su moto, te lo enseñan, te enseñan su tesoro y sus joyas como si eso te fuera a poner burraca . Y no amigos, eso no nos pone.. Pero nada.

Y menos, en medio de una conversación sobre libros de Punset.

En menos de una semana tenía el Facebook lleno de pollas. De todos los colores, tamaños y sí, pelos. Podía coleccionarlas y catalogarlas como si de numismática se tratara. Muchos pelos. Era terrible. Encontrabas a alguien normal, hablabas del Señor de Los anillos y pum!!!, te enseñaban todo el Frodo. Hablabas de comidas y plaaas, te enseñaban el churro. Hablabas de viajes, y Venga!!, una foto de lo que ellos consideran una torre de Pisa. Todo enlazado a sus penes, insinuaciones sutilísimas vamos.

No nos pone amigos, no lo hace. Te sientes mal…Te dan ganas de reírte mucho, te partes viva, quieres salir huyendo, no enseñarlo a tus amigas para que vean lo afortunada que eres por tener una pinga en tu pantalla. No nos pone ese prepucio colgandero del que haces gala, no nos pone un simple cíclope sin sentido en medio de un móvil. No demuestras ser valiente, potente o Conan el Bárbaro. Demuestras que tienes una estúpida cosa colgando entre tus piernas que quieres enseñar a toda costa. Te cierras más piernas de las que abres.

En los últimos tiempos, viendo el furor de los fotógrafos de penes, he hecho una cosita maravillosa. Me he quedado con una de sus fotos, de un pene gigantesco. Cuando me envían una foto de pene y hacen LA pregunta, envío una de pene también y pregunto ¿TE GUSTA EL MÍO TAMBIEN? Mano de Santo chicas.