Soy de esas personas que prácticamente siempre ha estado en pareja. No por nada, sino que me ha cuadrado así. He tenido varias parejas importantes a lo largo de mi vida y sé perfectamente lo que es el compromiso, la convivencia, la fusión de familia y amigos… todo lo que una relación adulta e importante implica.

Y ahora, entrada ya en los 30, de repente me veo soltera. Nunca he estado soltera mucho tiempo, por lo que es una situación que me coge relativamente de nuevas, y da miedico. Da miedico porque no se vive igual a los 30 que a los 20, porque yo pensaba que ya a esta edad iba a estar planeando mi boda y pensando en niños, y de repente ya nada de eso está en mis planes a corto-medio plazo. También es diferente porque ya con esta edad las obligaciones son mayores, el trabajo y la casa nos consume más tiempo, no salimos tanto de fiesta y ya no es tan fácil conocer gente nueva. Es una situación que a muchas nos puede dar cierto pánico. Pero hay que ser valientes.

 

Yo no soy valiente como para saltar en paracaídas,  pero sí lo he sido para dejar relaciones importantes. Lo he sido para cerrar puertas que me tenían atrapada, para salir de situaciones que no me hacían feliz, para abandonar estados en los que me sentía estancada. Porque sí, señores, más vale estar solo que mal acompañado, como reza el refrán. Y porque aguantar en una relación por miedo al qué dirán, por miedo a arrepentirse o, mucho peor, por pena… es lo más egoísta y cruel que puedes hacerle a la otra persona en la vida.

Creo firmemente que el miedo a acabar sola y devorada por tus propios gatos es una de las epidemias del sigo XXI y por eso hoy me atrevo con esta reflexión tan personal. Porque estoy cansada de la familia Rivera de ver a tantas y tantas personas que son infelices en su relación, que lo están pasando realmente mal con su pareja, situaciones que incluso rozan la humillación… por el simple hecho de que no son capaces de estar solos. Estoy harta de ver a tantos tíos con novia que te buscan y te engañan, porque no quieren ni respetan ya a su chica pero no tienen cojones de dejarla. Harta de gente que aguanta que su pareja le controle, le falte el respeto, le engañe… porque no tienen lo que hay que tener para abandonar esa situación y lidiar con todo lo que viene después. Porque yo me he visto ahí, y sé que es muy difícil. Sé que ambas familias van a sufrir, que se pasa muy mal, que mucha gente te va a dejar de hablar… y hay que tenerlos muy bien puesto para aguantar ese chaparrón, porque no es moco de pavo, ya lo sé. Pero hay que quererse más, por favor. Y hay que respetar a a otra persona también. 

 

 

Estar en pareja es un estado precioso: Tienes ahí una fuente de cariño constante, la comprensión, el compromiso, el apoyo incondicional… son valores mágicos que se tienen cuando uno es feliz con su pareja. Pero si todo eso falla, es mejor volver a estar solo. Cuando son más los días que están mal que los que están bien, cuando falla el respeto, cuando la convivencia se hace insoportable… ¿Por qué no romper con todo eso que nos hace infelices? ¿Por qué aguantar tanta mierda por miedo a estar solos?

Vivir solo no significa estar solo. Simplemente es una situación distinta, ni mejor ni peor. Pero desde luego es muchísimo más gratificante que aguantar en pareja cuando los motivos están tan lejos del amor y la felicidad. No hay que tener miedo a estar solos, sino disfrutar de ello como debe disfrutarse cualquier etapa de la vida. Hay que ser feliz. Y si no lo eres, vete de ahí, pero no aguantes tanta mierda porque vida no hay más que una, y qué felicidad cuando descubres que la relación más importante de tu vida, es contigo mismo, y la vives como quieres vivirla.