Os voy a hablar de una amiga, una muy buena amiga, una amiga tan cercana que perfectamente podría ser yo misma. Ya me entendéis. Ella soy yo, ella eres tú, ella somos todas.

En medio de esta sociedad que hemos construido, en medio de esta vorágine en la que no sabemos ni podemos diferenciar el amor del sexo y viceversa estamos perdidas. Muchas somos las que estamos encantadas con el placer, con el disfrute del cuerpo, con la entrega completa del físico, con el sexo en su más puro estado.

El problema es que pocas podemos verlo únicamente como lo que es: sexo. Muchas lo mezclamos con sentimientos, con aspiraciones; algunas lo consideran incluso un regalo, algo que compartir y no con cualquiera, algo que le entregas a una persona que es importante para ti, que significa algo para ti. Otras lo ven solamente como una acción que provoca placer, sin mezclar de por medio al corazón.

Todas somos válidas, es igual de respetable follar por follar que follar por amor. El problema es que pocas nos hemos parado a pensar qué significa de verdad para nosotras, de forma individual, a nivel personal. Para ti follar no significa lo mismo que para la que tienes enfrente, al lado o detrás. Mi perspectiva no es mejor ni peor que la tuya, es distinta. A lo que voy es a que ninguna poseemos la verdad absoluta, poseemos nuestra verdad.

Por ello mismo creo que es horrible que nos juzguemos o que nos aconsejemos en base a lo que una misma piensa, a lo que una haría. Ahora mismo hablo de sexo, pero podéis intuir perfectamente que esto se puede aplicar a cualquier ámbito. Bendita sea la sororidad.

Debemos respetar nuestra perspectiva, defenderla, entenderla y practicarla. Debemos conocernos a nosotras mismas y no ser hipócritas, no tienes que follar con cualquiera porque tu amiga lo haga, no tienes que dejar de hacerlo porque otras vayan a creer que está mal. Tienes que hacer lo que te salga, cuando te salga y como te salga. Y punto.

Lo que sí que no podemos consentir es creernos que valemos más o menos por lo que otras personas quieran de nosotras, quieran hacer con nosotras. Y sí, hablo de sexo. No vales más o menos porque te quieran follar, porque sólo te quieran follar o porque no quieran follar contigo.

Vales lo mismo: todo.

Estoy muy atenta al foro de WLS, me ha descubierto un mundo, me ha enseñado el sufrimiento de tantas mujeres, las alegrías de tantas otras, que no puedo más que estar infinitamente agradecida por formar parte de esta familia. Os leo, os leo a muchas y me duele en el alma cada vez que veo un ‘solo quiere follar conmigo’.

Querida amiga, piensa si tú sólo quieres follar con él. Si es así, adelante: follad. Sin miedo y sin prejuicios, haz lo que te salga de tu yo más animal sin miramientos. Disfruta, coño.

Si quieres más, frena y dile que eso no es lo que tú quieres, al menos no solamente eso; si le interesa llegaréis a un acuerdo y si no, cariño mío, esa no es tu persona. Habla, hablad, no sabéis la cantidad de problemas que nos imponemos y que no se solucionan simplemente por no mantener una conversación, que sí, que al principio cuesta empezar, sacar el tema, pero luego de verdad que te quitas tantas dudas de encima que te quedas como nueva.

Si todo lo que quieres es amor, del puro, del de verdad. Si todo lo que quieres es enamorarte y darte entera, NO TE CONFORMES CON MENOS.

Si no quieren follar contigo, pues chica, ancha es Castilla, tiene campo para correr. Tú no vales más o menos por la cantidad de seres que quieran mantener relaciones sexuales contigo, tú eres mucho más, muchísimo más.

Sed sinceras con vosotras mismas y no hagáis algo que no queréis por complacer al otro, por tener las sobras, lo que sabéis que no os merecéis. Conoceos y entendeos, luego actuad en consecuencia.