Yo os recomiendo a las dos Kavran y Anon que busquéis ayuda psicológica (y si puede ser un psicólogo privado que se involucran más y tienen más tiempo para dedicarte, aunque sea caro).
Yo empecé a ir a terapia por cosas que no eran mi autoestima y no tenía pensado solucionar mi problema de autoestima porque se me hacía muy cuesta arriba hablar de mi inexistente autoestima con alguien que no sabía nada de mí. Así que empecé a curarme de otras cosas, sin tocar el tema de autoestima (había varios palos que tocar). Sin embargo, con el tiempo, la confianza y demás, y que mi psicóloga empezó a conocerme bien, el tema de la autoestima empezó a aparecer en mis sesiones. Y sé que va a ser lo que más me cueste cambiar porque me quiero poquísimo y me trato tremendamente mal. Pero es un alivio estar haciendo cosas para arreglar este problema tan serio. Y eso que me pongo muchas zancadillas. Muchísimas. Porque siempre he pensado que podía superar los otros problemas, pero éste ni de coña. Al menos, son menos que antes, y al menos sé cuándo estoy pensando cosas que no tienen ninguna base, soy capaz de reconocer eso (antes no lo era) y eso me da cierta distancia, aunque siga sintiéndome fatal.
En serio, un psicólogo competente te puede cambiar muchísimo la vida. Yo sé que estoy mucho mejor ahora. No diré que soy mejor persona, porque siempre he sido una buena persona, pero desde que me conozco mejor, me valoro más y me trato mejor, el resto del mundo me valora más, me respeta más y me trata mucho mejor. No lo hago para que me quieran más, por supuesto, pero es agradable ver cómo el resto de la gente responde a tus cambios sin ser ni conscientes. Además, después de encadenar varias relaciones tóxicas, es la primera vez que estoy con alguien no tóxico y creo que tiene mucho que ver con mi cambio interior y lo reflexiva que me he vuelto.
Por supuesto, no voy a mentir. El trabajo es tuyo. Ellos te dan herramientas y te cuentan trucos y te enseñan a practicar cosas que acaban suponiendo un cambio de actitud. Pero si tú pasas de todo, no haces los deberes, no te enfrentas a un millón de situaciones que te sacan de tu zona de confort y que se hacen muuuuy cuesta arriba, la terapia no sirve. Yo me lo tomo como un curso y soy muy rigurosa con los «deberes» y tareas, aunque me cuesten la vida a veces. Pero el cambio es obvio, incluso para mí.
Así que ánimo.