Reproducimos un testimonio que nos llega a [email protected]
Una amiga de toda la vida, por lo menos desde hace 25 años, últimamente me hace comentarios a cuchillo, con ánimo de ofender y que se podría ahorrar, porque no aportan nada. Encima, lo hace delante de otras personas, pero eso sí, con pinceladas de humor.
Las dos hemos cambiado de vida, actualmente solteras, a mí no me va mal en el trabajo, no lo cobro mal, tengo muchos viajes organizados, conciertos y vacaciones, vamos, que estoy haciendo lo que me da la gana, pero tengo mis trabadas mentales y problemas familiares, como todo el mundo, no es una vida idílica. Ella, recientemente, ha vuelto con su ex, creyendo que tiene las riendas de la relación (lo que no he juzgado, sólo le he dicho que si es lo que ella quiere, está bien) y no entiendo este cambio de actitud hacia mí.
No sé si es que yo tengo la piel más fina últimamente pero, para que se hagan una idea, tiene comentarios sin sentido del tipo: es que te pasabas estudiando encerrada en tu casa lunes, martes y miércoles, porque eras una empollona de mierda y por eso no te acuerdas que vacacionábamos la semana santa completa (cosa que no es verdad, pues estudiaba el día antes de los exámenes y sacaba sobresalientes, pero tampoco viene al caso). Escribo narrativa por hobbie, y comentando algunas de los relatos que he redactado, a los que me gusta darle un poco de drama, me dice que soy una manipuladora, que vaya cómo le doy la vuelta a las historias, que ella no sería capaz de hacer eso, pero sin sonar a halago. Me gusta el mundo friki, el terror, soy animalista y no como carne, y cosas que para mi círculo de amigas de siempre “no son normales” y me suele decir: “es que eres más rara…”
Y me siento hasta en la obligación de justificarme diciéndole que yo, con mi estilo de vida, no le hago daño a nadie, pero ya estoy un poquito hasta las narices. No ha pasado nada entre nosotras, ningún conflicto ni situación que se haya podido malentender, además, es que nos vemos bastante poco, de manera que no entiendo nada en este cambio. Tal vez es que me estoy ofendiendo demasiado rápido, y también me da un poco de vergüenza decirle que me molesta, porque suena estúpido en voz alta. Me estoy planteando si me vale la pena mantener esta amistad.