Buenas noches, antes que nada quiero que sepáis que si algo os suena de lo que voy a contar, es porque ya comenté en otro foro de aquí, con el mismo tema. Pero… creo que ya no puedo más. Aquí os relato mi experiencia.
>>Desgraciadamente he sufrido por algo similar,pero sin llegar a tanto. Sin embargo,yo no he pedido ayuda (y me arrepiento muchísimo), y tal vez sea por ello , por lo que intento qué las demás no paséis por igual.
Desde que tengo uso de razón, el ex de mí prima se había fijado en mí, pero yo tan sólo era una cría de 10-12 años qué no sepercataba de nada. El me llevaba en su coche y me decía cosas que … bueno. Llegó a pedirme que me bajase las bragas porque me iba a enseñar donde me debía de masturbar. Recuerdo que la primera vez que me vino la regla, ‘X’ me acorraló y me inmovilizó detrás del asiento del coche. Sentí su paquete en mí.
Sin embargo con 14 años… Me di cuenta de lo que sucedía. Aquella noche me pidió que le diera un masaje,porque tenía una contractura en la espalda. Yo accedí, pues me encantaba dar masajes. Todo iba muy bien hasta que… empezó a acariciarme las piernas. Aquí no le eché cuenta. Sus manos iban más hacía arriba y, cuando me inclinaba hacia él debido al masaje, me acariciaba los senos. Entonces una parte de mí, activó una alarma, mientras que la otra se quedó paralizada. Yo me echaba hacía atrás, para que no me tocase y poderme subir al sofá (estábamos en un colchón en el suelo) ,pero èl me obligó a seguir. Me encontraba en completo estado de shock.
Él gemía y sus dedos habían atravesado el pantalón. Se dirigía hacia mí vagina. Recuerdo que en cuanto sentí que me acarició el monte de Venus, me levanté corriendo y me fui. La parte activa de mí, la de la alarma,me salvó.
Por suerte este ingenio del mal no está en mí vida, ni en la de mí prima. Se separaron porque él le fue infiel. Pero… Yo no pude decírselo a mis padres, ni siquiera a mi prima. No logré tener el suficiente valor.
A día de hoy, casi con 18 años, sigo teniendo pesadillas. No dejo que ningún chico se me acerque, o sobrepase la línea que marco. Además de que si escucho gemir , me asusto.
Tuve la ocasión de decírselo al psicólogo cuando me trataron por bulimia a los 16, pero… no. Aún no tengo suficiente valor. Es difícil, es cruel que dejamos sufrir algo así. <<
No se lo he contado aún a mis padres , porque no siento la valentía. Una parte de mí quiere contárselos, pero la otra se niega, tiene miedo porque no quiere que le bombardeen con por qués. Sé lo que supone esto y no… no puedo.
Aún sigo teniendo pesadillas, aparecen cuando menos me las espero. Es agonizador.
He pensado en contárselo al psicólogo, tal vez me ayude. He visto que el contactar con algún sexólogx no es recomendado… ¿Qué opináis?
En parte contarlo por aquí… me sirve de ayuda.
¡Muchas gracias de antemano!