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Este año he descubierto una de las mejores series que me haya podido tragar ever, y que me ha dejado con ganas de más: Gentleman Jack.

La suerte es que tienen ya prevista (y espero que en marcha) una segunda temporada, que pienso devorar como hice con la anterior.

Quizá os suene, porque la plataforma que la emite, HBO, le ha dado bastante bombo, aunque no tanto como el resultado de verla pudiera haber esperado. Porque os aseguro que, una vez vista, es un disfrute para los sentidos.

Y os enumero mis motivos, sin destripar la trama:

  1. Cuenta la historia real (REAL) de Anne Lister, terrateniente, escritora, viajera, inventora, empresaria, comerciante y, sí, abiertamente lesbiana, en la Inglaterra de principios del siglo XIX.
  2. Las localizaciones tienen lugar en el mismo Yorkshire, más concretamente en Shibden Hall, la casa familiar de Lister, así que la veracidad histórica suma puntos.
  3. Porque es la primera serie que presenta como protagonista absoluta a una mujer lesbiana. Tanto la protagonista (una soberbia Suranne Jones), como la coprotagonista (Sophie Rundle. Quizá la recordéis, como a Troy McClure, de otras series como Peaky Blinders o Jamestown, entre otras) son gays, y si es una temática que ya se había visto como secundaria en alguna otra serie, en ésta es el leitmotiv del desarrollo de la historia.
  4. Por la complicidad que busca Lister con el público cuando le habla directamente a la cámara, haciéndonos partícipes de sus secretos, de sus enrevesadas ideas, de lo manipuladora que puede llegar a ser con tal de salirse con la suya.
  5. Por la música. A Anne Lister sus vecinos la apodaban «Gentleman Jack» por sus evidentes maneras o poco femeninas, o bastante masculinas. Así, con el sobrenombre de la protagonista, las creadoras de la canción de cabecera, el dúo musical (que también son un matrimonio gay en la vida real) O’Hooley & Tidow compusieron el tema principal de la serie que, además de pegadizo, es una bonita muestra de música folklórica inglesa.
  6. Por la audacia, la determinación, la cabezonería, el valor… Llamadlo como queráis, de Lister. En una época en la que las mujeres eran objeto de decoración e interesadas transacciones; cuando a las mujeres no se les permitía heredar; cuando lo único que debían saber hacer era parir, bordar y sonreír en silencio, Lister, desde su posición acomodada, se atrevió a vivir con libertad, sin importarle el ostracismo y los prejuicios con los que la condenaban los demás.
  7. Porque rompe esquemas a cascoporro. Que tú te sientas a ver esta serie, y esperas ver señoras en miriñaque cogiéndose de la mano. Pero se te queda la boca (y la mente) abierta cuando ves a la protagonista comerse una parrusa, darle una paliza al gilipollas de turno que empezó agrediéndola a ella, o negociando con los poderosos y corruptos señores de turno. Haciéndoles la 13-14. Vaya, que no deja indiferente.
  8. Por su humor. Porque a pesar de tener verdaderos tintes dramáticos, no puedes evitar sonreír y alegrarte con la picardía de Anne, con cómo maneja las situaciones para no perder ése aura excéntrico y encantador que sabe que tiene. La escena con la reina de Dinamarca es memorable.
  9. Por su naturalidad. Aunque estás viendo una serie en la que el personaje principal no es lo «corriente» en una época llena de tabúes, ella no se siente mal, ni perseguida por la sociedad, ni castigada por Dios. Tiene momentos de debilidad, pero no por ser como es, sino por la mierda de percepción que tienen el resto. A ella no le duele ser ella misma, sino que la sociedad no la entienda, aunque tampoco le importa. Siendo un producto de su tiempo, Anne no es nunca víctima, no se lo permite.
  10. Porque cuando conozcáis la historia os atrapará, os conquistará, os desarmará, y querréis más. Más series así, más Anne Lister por el mundo (que en su versión del siglo XXI debería ser el súmmum), más normalización, porque es normal.

Así que, si no la habéis visto, os la recomiendo muchísimo. Si no os van los temas de época, no os dejéis engañar, y echadle un vistazo al primer capítulo, o al tráiler, a ver si os pica la curiosidad.

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Rebeca Alcántara