No podemos negar el valor que le damos al pelo cuando hablamos de belleza. Lo vemos mucho en hombres, cuando se quedan calvos “demasiado jóvenes” pero a las mujeres también se nos mete mucha presión con ello, por tener siempre un poco más de “obligaciones” en cuanto a los estereotipos de belleza. Nos generaba mucho interés saber cómo lo habían vivido algunas chicas que decidieron raparse la cabeza, sea por gusto o por necesidad, así que os vamos a compartir las reacciones que tuvieron los allegados de 5 chicas al verles la cabeza rapada.

  1. El ¿qué has hecho?

Es algo que casi todas han vivido por parte de alguien: esa cara de sorpresa, ese silencio incómodo seguido de un ¿qué has hecho? “Como si raparse la cabeza se tratara de una condena de por vida”, apunta Lorena. Su entorno no vio nada bien su cambio de look, el cual hizo por gusto propio, y no puede olvidar las caras de sus padres que por poco pronuncian la frase al unísono. Creo que esto confirma muy bien ese valor que comentaba le damos al pelo.

  1. Creyeron que estaba enferma

No podemos evitar hacer relaciones. Es algo que, como humanos, conforma nuestra manera de aprender. Relacionamos el rojo con las manzanas, el azul con el cielo…Y el no-pelo de una mujer con enfermedad. En el caso de Marta, quiso darles la sorpresa a sus amigas y se llevaron un disgustazo pensando que lo había hecho porque estaba enferma. La sorpresa no salió del todo bien, aunque todo quedara en un anecdótico malentendido.

  1. Pusieron cara de asco

Esta situación nos ha dejado bastante a cuadros. Imagínate ir a tu familia con todo el hype de haberte rapado el pelo y teñido de rosa pastel, como el caso de Filo, y que se les ponga a todos cara de ascazo máximo. “Cuando llegué a casa, senté a mis padres y mi hermana en el salón con los ojos cerrados, ilusionadísima con el cambio de look que llevaba tiempo queriéndome hacer y no me había atrevido, y cuando me vieron pusieron los tres una cara de asco impresionante. Sobre todo mi hermana, a la que creía que le iba a encantar. Evidentemente no me hizo arrepentirme porque estaba encantadísima con mi cambio pero el cabreo por su reacción me duró bastantes días, me sentó como una patada”.

  1. Se puso a llorar

La madre de Marina se echó a llorar cuando decidió ir a la peluquería a “donar su pelo”, una melena de casi 40cm, y decidió que daba el paso a lo grande para terminar rapándose. “Era algo que siempre había querido hacer y no me atrevía por el qué dirán, así que cuando quise cambiar de look pensé en hacerlo a lo grande. Total, el pelo crece, no sé porque la gente le pone tanta importancia cuando en cualquier momento nos podemos cambiar el pelo con pelucas, tintes, incluso quedarnos sin él sea por una enfermedad ¡o por la vida misma!”.

  1. Me dijo que me favorecía mucho

A Carmen le diagnosticaron un cáncer y supo que el tratamiento la haría perder el pelo. Ella, que siempre ha sido una mujer muy coqueta, decidió dar el primer paso para no pasar por el proceso de ver cómo iba perdiendo su cabello por lo que pidió cita en su peluquería de confianza y se rapó su larga melena, donando el pelo cortado. Ella misma nos contaba así cómo fue ese momento: “El primer momento al verme fue de shock. Siempre me había visto con el pelo largo, por lo que me impactó verme sin él pero en seguida encontré que me favorecía, fíjate por dónde. Cuando llegué a casa, me estaban esperando mi marido y mis dos hijas y yo sufría un poco por su reacción pero cuál fue mi sorpresa que, tras dos o tres segundos de asimilar, los tres me dijeron súper convencidos que les parecía que me favorecía mucho el pelo así de corto. Mi hija Nuria me animó hasta a teñírmelo, como se lleva ahora, y la verdad que la reacción de los tres se extendió a todos mis allegados que opinaban que estaba guapísima. Fue un alivio, nunca es fácil despedirte de tu pelo por las razones que yo lo hice pero en mi caso fue un grato descubrimiento. Cuando me recuperé, ¡no volví a llevarlo largo!

Hablar con ellas y saber sus experiencias nos ha hecho darnos cuenta la importancia y el valor que se le da realmente al pelo. Le damos un valor de identidad, de belleza por supuesto, y al relacionarlo con cosas negativas como enfermedades o tratamientos tipo quimioterapia, no estamos preparados para verlo como una posibilidad de belleza más. Creemos importante reivindicar la libertad de que cada una haga con su pelo lo que le apetezca, sin tanto tabú ni prejuicio. Estas 5 mujeres nos parecen unas valientes (porque reconocemos que a nosotras nos costaría dar ese paso) y nos ha encantado reflexionar con sus experiencias.

 

Anónimo

 

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