Te sientes sola e incomprendida

Casi todas las relaciones tóxicas con este tipo de personas tienen algo en común: el narcisista hace todo lo posible por llevar a su víctima a un estado de aislamiento con su entorno. Consiguen que rompas con tus amigos, con tu familia y a veces hasta que dejes un trabajo para así depender económicamente de ellos.

Esto hace que a él le sea más fácil mantener el poder y controlar la relación, porque si tus amigas te están diciendo todo el día que es una mala influencia, eso no le beneficia.

Te cuestionas tu propia salud mental

Una de las cosas más típicas cuando estás bajo la influencia de un psicópata narcisista es que llegan a meterse en tu cabeza, de forma que no es raro que la persona que lo sufre llegue a dudar de si misma.

El narcisista te acusará de ser demasiado sensible y caprichosa con tal de que parezca que él no está haciendo nada mal (luz de gas a tope), y lo peor es que suelen conseguirlo.

Te olvidas de tus propias necesidades

Cuando ya estás metida hasta el fondo, el hecho de anteponer sus necesidades a las tuyas se convierte en lo ‘normal’. Ni te planteas el por qué te pasas la vida tratando de complacerle, te sale solo. De alguna manera buscas la compensación que suele ser que ‘él te trate mejor’ al menos durante un par de días.

El problema es que este tipo de comportamiento no acaba cuando consigues dejar la relación tóxica. Es uno de los que más cuesta dejar atrás, porque lo tenemos tan interiorizado que nos costará empezar a anteponer nuestras propias necesidades a las del resto.

Pierdes la confianza en las personas

Como ya hemos hablado varias veces, cuando conoces a un psicópata narcisista sientes que te ha tocado la lotería. Por fin el hombre perfecto ha entrado en tu vida, y después…. hostia brutal al comprobar que tu radar no solo ha fallado, sino que el príncipe azul se ha convertido en monstruo.

Después de pasar por algo así es normal desconfiar del resto de la humanidad. Al fin y al cabo tu cabeza te dice que si te la han metido doblada de esa manera una vez… ¿por qué no iban a hacerlo dos veces?

 

Justificas a tu agresor

No es raro llegar a este punto, y es uno de los que más le cuesta creer a la gente que no lo ha vivido.

Cuando estás tan metido en una relación tóxica de este tipo, es casi habitual defender a la persona que en realidad te está destrozando. Esto sucede porque consigue hacerte creer que él está roto por experiencias traumáticas anteriores, y tú eres la persona que puede salvarlo. Así se desarrolla una especie de vínculo invisible que te hace responsable de todo lo malo que le pueda suceder, y acabas justificando sus terribles acciones porque ‘pobrecito, con lo mal que lo ha pasado’.

 

Si has leído hasta aquí y te sientes identificada, POR FAVOR PIDE AYUDA PROFESIONAL. A veces es muy complicado salir de ahí y no podemos hacerlo solas.

 

Redacción WLS