Bienvenida al mundo de la falta de autoestima y la necesidad de valoración ajena. Te saludo desde aquí, vayas a pensar que no he dedicado muchos años de mi vida calentando el hueco que ves ahí con la forma de mi culo. Que feo es este sitio ¿no?, seguro que no quieres que te vean por estos lares, porque claro esto es para otra gente, esto siempre es para otro “tipo de personas”… Bueno, yo también me decía eso hasta hace bien poquito.

El no me importa lo que diga la gente es muy fácil de decir, pero para llevarlo a cabo de verdad hay que creérselo. Por muchas frases motivacionales que leamos, si en el fondo esa niña que tenemos dentro no se lo cree estamos jodidas. Y no, no es tan fácil engañar a una niña. Ven más allá y se quedan con la copla de todo.

Como en cada artículo que escribo me desnudo para ti (metafóricamente hablando, llevo la bata de pelito) y te cuento aquellas cosas en las que yo misma me he reconocido desde mi experiencia. Cosas que hacemos para que nos quieran y que deberíamos dejar atrás:

1.No dar tu opinión sincera. Con tal de agradar podemos llegar a ser más falsas que las pesetas. Y no lo hacemos con maldad, sino porque nos aterra que se lo tomen a mal. ¿Y si le dejo de caer bien porque le digo que no opino lo mismo? Nos catalogamos como muy tolerantes cuando verdaderamente somos todo lo contrario. A la vista está que no aceptamos nuestro propio punto de vista, y si lo manifestamos lo hacemos con la boca muy chiquita. No, no dejan de quererte cuando dices lo que piensas. Y si crees de verdad que tu relación con alguien se ve afectada por haber expresado tu opinión, no te martirices. Las relaciones, las personas y la confianza son auténticas. El decir todo el rato lo que la otra parte quiere escuchar es una mentira.

2. No saber decir que no. ¿Cuántos favores has hecho sin querer hacerlos de verdad?, y ¿cuántas cosas has hecho que realmente no querías hacer? Pero es que te da tanta pena la situación, y es que haciendo eso la otra persona será tan feliz, o es que quieres que te vea como tú le ves… ¡qué más da un momento de incomodidad tuyo!, ¡qué más da ser hipócrita contigo misma! Y las buenas personas siempre están ahí para todo ¿no? Y con eso te has creído que hacerlo te hará digna de recibir amor. Llegado a este punto confundes el amor propio con egoísmo.

 

3.No poner límites. Esas llamadas a deshoras, esos comentarios que consideras que se pasan de la raya, esas confianzas con las que no te sientes cómoda…Pero te da cosa decir nada porque…sabes que en el fondo no es nada personal hacia ti, que no se ha dado cuenta, sabes que te quiere, porque ya sabes cómo es…Aceptamos un trato de los demás y sin embargo nos da miedo que a nosotros no nos acepten. Poner límites no te hace mala gente, no hará que te quieran menos. Si no quieres que te hablen de esa forma que te duele hazlo saber, no esperes a que la otra parte se dé cuenta o tenga esa consideración especial contigo.

 

4.Anteponer a los demás a nosotras mismas. Si tú eres feliz yo soy feliz mi amor…o no. A la vista está que así nos vemos. Obviamente un entorno agradable donde tu familia, amigos y pareja se encuentran bien es muy condicionante. Los apegos están y no somos insensibles a los sentimientos de los demás. Pero no por ello tenemos que olvidarnos de nosotras mismas, porque tú tienes necesidades e ilusiones propias más allá de tus padres, de tus hijos, de tu pareja… ¿Sabes qué? La mayoría de las veces no somos ni capaces de reconocerlas, desconocemos que están ahí hasta que un día dices… ¿pero qué coño me pasa?

5.Ser salvadora. Te necesitan, al menos eso crees a pies juntillas. Es más, si no lo hacen ahí estás tú a la espera de captar cualquier problema para solucionarlo y ofrecer tu apoyo. Necesitas que vean lo mucho que los quieres y lo que haces por ellos, así serás súper importante en sus vidas. Te ofreces en el momento en el que plantean el problema y ni siquiera esperas a que te pidan la ayuda directamente. Puede que te agobies porque acabas cargándote con marrones que no son tuyos, o que te encuentres con cierto rechazo porque te metes en asuntos que no te corresponden.

 

6.No ser tu misma. Es un topicazo, lo sé. A estas alturas tenemos el “sé tú misma” en todas las pelis, series, libros, canciones, anuncios…Pero si lo tenemos tan trillado ¿por qué seguimos negándonoslo? Hay algo que no cuadra, no puede ser tan simple. ¡Ay amiga! ¡Si es que no sabes quién eres! La dichosa frase supone que lo tienes claro. Y es que después de tanto salvar, anteponer, de dar saltitos discretos para que te vean el flequillo, de aguantar zapatos que no son de tu talla para ganarte el cielo, tanto negarte a ti… ya NO TIENES NI PUTA IDEA DE QUIEN ERES.

 

Yo tengo una pequeña guerra interna con la frase de “sé tú mejor versión”, me hace sentir que mi versión actual es poco válida. Y como me genera rechazo me cuesta indagar en mi yo actual. Pero si no me descubro ahora no podré conocerme, aceptarme, hacer las paces conmigo, y amarme. La versión original es más auténtica que la que otros doblan para los demás. Así que toca aprender nuestro propio idioma empezando por los subtítulos que siempre acaban apareciendo.

No va venir nadie a darte un premio por bailarles el agua a los demás. Pero sí te vas a sentir ganadora cada vez que consigas dejarte ser en tu día a día. Te sentirás orgullosa cada vez que digas que no, cuando hayas dado tu opinión sincera, cuando digas que algo te ha sentado mal. Y recuérdale a tu niña que SOMOS DIGNAS DE AMOR POR DERECHO PROPIO, demuéstraselo para que confíe en ti.

 

Mariló Córdoba