Hoy vengo a sorprenderos con sabores nuevos que os van a atrapar.

Seguro que vais a pensar: ¿en serio esto está rico? Pues os aseguro que sí, solo que hay combinaciones de alimentos inimaginables que luego hacen la mejor pareja del mundo, ¡como la vida misma!

  1. Melocotones rellenos de atún. Esta receta es ideal para una cena en verano, pero como entrante es genial también. A lo hora de prepararla es la cosa más sencilla del mundo porque solo necesitas una lata de melocotones en almíbar, un par de latas de atún y mahonesa al gusto. Solo tienes que quitar el aceite al atún, mezclarlo con la mahonesa y ponerlo en el hueco del melocotón y listo.
  2. Empanada de morcilla con mermelada de tomate. Esta comida es perfecta para hacer un picnic o para llevarla a cualquier evento en el que cada uno tiene que aportar algo de picar. Se hace de una manera sencilla: compras dos láminas de hojaldre y pones una en la base, la rellenas con la morcilla deshilachada (es decir, sin la tripa) y añades mermelada de tomate. Pon la otra capa de hojaldre, añade huevo batido para que quede doradita y al horno. Su cocción suele ser de unos 25 o 30 minutos, pero vigila el horno para que no se achicharre. La combinación de sabores es brutal.
  3. Sándwich de manzana y pavo. Si alguna vez tienes que comer algo muy rápido que te llevas desde casa, es lo mejor del mundo. El pavo con manzana verde es una combinación riquísima que te aporta frescura a la boca y te despierta. Sí, has leído bien, el crujir de la manzana verde hace que tu cerebro se active y estés más receptiva en clase, en el trabajo o en cualquier situación. Un consejo: si el pan es de semillas, mejor porque el contraste de sabores será más intenso y potencia toda la mezcla.
  4. Revuelto de morcilla, aguacate y miel. ¡La morcilla combina con todo! Es un outfit asegurado en la cocina. Sé que no es agrado de todo el mundo, pero si lo combinas con buenos compañeros, sorprenderás muchísimo. De nuevo, es muy sencillo de hacer: en una sartén echa la morcilla (no es necesario aceite porque ya el producto suelta su propia grasa y se cocina enseguida), echa sal al gusto y cuando esté doradita, retírala. Pon unos trocitos de aguacate, mueve la mezcla intentando evitar que el aguacate se aplaste o desmenuce el exceso y vierte un hilo fino de miel por encima. ¡Listo! Si la miel puede ser de romero, mejor que mejor.
  5. Galletas saladas con queso brie y mermelada. Es un bocadito que te lleva al cielo. Es genial para un picoteo. El nombre del plato ya te dice lo que lleva: galletitas saladas (a poder ser tipo crackers o “Tuc”), un trocito de queso brie y  la mermelada que más te guste. Yo te recomiendo de arándanos, de melocotón o de naranja amarga. ¡Maravilloso!
  6. Pizza de chocolate, aceite y sal gorda. No hay más que decir, se trata de un postre original y rompedor si tienes invitados en casa. Con poner una lámina de pizza para hornear y cubrirla del chocolate que prefieras o todos los que te gusten, triunfas seguro. Lo ideal es hornear primero un poco a masa antes para evitar que el chocolate se queme, porque hay algunos que se derriten con mucha facilidad y se pueden chumascar si te descuidas. Si no tienes masa de pizza, una base de hojaldre también te servirá. Cuando saques esta delicia, antes de servirla, tírale un chorrito de aceite de oliva y unos granitos de sal gorda. Seguro que esto te teletransporta a la infancia y te recuerda a esas meriendas de pan y chocolate que te hacía tu abuela.