Tuve una etapa bisexual y aprendí mucho de ella.

Hace algunos años salí del armario a trompicones, y, como me daba corte decantarme solo por personas de mi mismo sexo, estuve tanteando las dos opciones.

Ahí fue donde me di cuenta de que los chicos no se complican tanto la vida a la hora de tirar la caña como nosotras.

También es cierto que estaba muy acostumbrada a ligar con chicos y ya tenía mis cuatro palabras mágicas y alguna que otra táctica más para llevármelos de calle, pero cada vez que intentaba entrarle a una chica, me costaba la vida. Puede que también fuera por mi inexperiencia en ese sector.

Muchas noches, tenía en danza una app para ligar con señores y otra para ligar con señoras, y por cada moza con la que hablaba, me respondían al unísono 7 u 8 mozos, y eso que mis fotos en la aplicación de lesbianas eran más provocativas (igual ese fue mi fallo).

No estoy diciendo que sean más fáciles ni nada por el estilo, pero hay una serie de argumentos en los que me baso:

  1. Un chico no se plantea por qué le saludas. Cuando saludas a una chica pasan dos cosas: o se piensa que la saludas porque buscas algo (obvio) o no se fía. Los hombres no son así, si les saludas, la mayoría te devolverán el saludo y tan contentos.
  2. Ellos son directos, nosotras enrevesadas. Un hombre suelta lo que le viene a la cabeza, pregunta sin filtro, mientras que nosotras siempre planeamos una estrategia previa o queremos anticiparnos a qué nos van a decir. Sí que es cierto que, si un tío le entra a una chica a lo bruto o con poca perspicacia, la ha cagado.
  3. Ellos son menos exigentes. La gran mayoría de individuos del sexo masculino, tras una ruptura, busca hablar y lo que surja y no tienen una meta que conseguir o buscan a alguien mejor. Está claro que saben lo que quieren y lo que no, pero la gran mayoría solo intentan conocer a gente nueva para pasarlo bien y olvidarse de la rutina. Sin embargo, una mujer suele tener en mente lo siguiente: “para volver a vivir lo mismo, paso”.
  4.  Si eres friki, los tienes medio ganado. Está claro que también hay chicas muy fans de Star Wars, Big Bang Theory y Marvel, pero no se lo dirán a otra chica en la primera conversación porque es un estereotipo de lesbiana (al igual que tampoco confesarán que son seguidoras de Malú y Mónica Naranjo, eso se cuenta luego). No obstante, si a un tío le dices que tu perra se llama Leia y comentas cuál es el mejor episodio de toda la saga, te querrá besar los pies.
  5. Los chicos románticos, triunfan; las chicas románticas, dan grima. A mí me pasó. Hubo una chica que empezó a soltarme maravillas que parecían salidas de las letras de Alex Ubago y me descuadró. Nosotras, a la primera de cambio, no somos tan empalagosas, pero ellos lo tienen como caballito ganador, puesto que toda chica busca a un caballero, dulce, cariñoso y romántico, o eso se creen ellos.
  6. No son tan desconfiados. A priori, un chico no piensa que una chica a la que le está conociendo le va a hacer daño o le está mintiendo. Nosotras desconfiamos de todo. Siempre creemos que  todo es mentira y solo nos quieren endulzar los oídos. Puede que nos basemos en experiencias pasadas, pero hay que dar un voto de confianza.
  7. Cualquier plan les parece bien. Cuando pasas la frontera y decides dejar de hablar con esa persona para poder veros, a los tíos cualquier plan les gusta. Un cine es genial, salir a por una copa, mejor; caminar por un parque o playa, perfecto porque es barato, etc. Aquí volvemos a nuestra desconfianza y pensamos si que nos llevan de copas, es para emborracharnos, si vamos al cine es porque nos quieren meter mano y si vamos a caminar es porque quieren tener una excusa para hacer manitas.

Si algo me enseñó esta experiencia es que hay que dejarse llevar y disfrutar de cada persona con la que hablas, sin plantearte nada más que pasar un buen rato conociendo a alguien que puede ser muy afín a ti o, por el contrario, complementarte de maravilla.