El mundo es vuestro, nunca lo dudéis.

Ha costado mucho llegar hasta este punto, y, sin duda, aún queda mucho por hacer. Pero contáis con toda una legión de mujeres — y muchos hombres también — que han entregado hasta el último gramo de su alma para que vuestra vida sea mejor que la de aquellas que os preceden.

Conforme vayáis creciendo iréis escuchando los murmullos de viejos fantasmas del pasado. No les temáis ni tampoco les prestéis atención.

Os dirán qué colores os tienen que gustar y a qué juegos debéis jugar. Ni caso, lo que os guste y apetezca estará bien.

Os dirán que os vistáis así, o asá, que cumpláis un determinado canon de belleza o, al menos, os esforcéis al máximo en cumplirlo. Qué va. Hacedlo si queréis, y si no, pues no.

Les oiréis decir que debéis ser sumisas, obedientes y discretas. Mentira. Debéis ser solo lo que queráis ser.

Foto de Olia Danilevich en Pexels

Os pedirán que os tapéis, que no sangréis, que os ocultéis, que os controléis. No. No hay nada de qué avergonzarse. Vuestro cuerpo, vuestros fluidos, vuestros ciclos naturales y vuestros sentimientos están bien.

Susurrarán que os hagáis respetar. ¡Ja! Debéis respetaros a vosotras mismas en primer lugar y así poder respetar a los demás y exigir respeto.

Os dirán que no seáis guarras, pero que tampoco os paséis de mojigatas. Ya… Podéis hacer lo que queráis, cuando queráis y hasta donde queráis.

Chillarán que debéis sentar la cabeza y formar una familia. Y será genial si es lo que deseáis. Aunque también estará bien que estéis solas. E igual de bien que tengáis pareja, pero una posible descendencia no entre en vuestros planes.

Alguna vez os molestarán por las noches, entrarán en vuestros sueños adoptando la forma de viejos miedos, complejos e inseguridades.

Intentarán haceros creer que no sois capaces.

Que no sois buenas.

Que no llegáis a todo.

Que no podéis.

 

No.

 

No les dejéis ganar.

Ignoradlos.

Son solo un eco.

 

Sois fuertes.

Sois libres.

Sois maravillosas.

Sois perfectas.

Sois poderosas.

 

 

 

Imagen de portada de Matheus Bertelli en Pexels