Vale chicas, se acabó. No podemos seguir actuando como hasta ahora. Dicen que si quieres que pasen cosas diferentes necesitas hacer cosas diferentes, ¿no? Pues eso vamos a hacer. Se acabó el sentirse el patito feo, la gorda del grupo. Se acabó destrozar y maltratar nuestro cuerpo con dietas absurdas y radicalmente restrictivas que no llevan a nada. Se acabó visualizarnos constantemente en un cuerpo que no es el nuestro, odiando el que ya tenemos y maltratándolo. Ya está bien de todo eso. Tenemos que empezar YA a aceptarnos completamente y de forma radical.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que sí, que está bien tener objetivos respecto a nuestro cuerpo y querer cambiar ciertas cosas para estar mejor de salud en el futuro, pero lo que no está bien es vivir en un estado de machaque constante. De odio hacia nosotras mismas, de desprecio hacia las formas, el tamaño o la imagen de nuestros cuerpos. Porque esto sí que no es sano. Tenemos que comenzar a querernos como somos, a entender que somos preciosas en la talla actual, en la futura y en cualquier forma, porque somos nosotras mismas y merecemos el máximo respeto y cariño.
No es justo vivir odiando tu imagen en el espejo, tus rollitos, tu barriga, tus muslos sólo porque alguien te dijo que eso era feo y que sobraba. Porque durante años nos han impuesto que sólo un tipo de cuerpo puede ser bello, un tipo de cuerpo que apenas tendrán 10 mujeres en el mundo, y sin embargo nos han obligado a pensar que tenemos que cambiar lo que somos para llegar nosotras también a tener esos cuerpos, para satisfacer los deseos estéticos ajenos. Deseos de personas, de industrias o de entes que ni nos van ni nos vienen, que no nos aportan más que odio, diferenciación y discriminación, y que lo único que quieren, al final, es hacer negocio con nuestros complejos.
No tienes más que hablar con cualquier mujer a tu alrededor para darte cuenta de que muy, muy pocas chicas, o ninguna, son felices 100% con su cuerpo. Ni siquiera la más fit. Todas desearíamos las tetas más así o el culo más asá… Y no nos damos cuenta de que la belleza viene en todas las formas y colores, que va mucho más allá, y que si no empezamos desde hoy mismo a amarnos, a respetarnos y a querernos tal y como somos, lo único que vamos a conseguir es vivir sufriendo. Vivir amargadas, en constante odio hacia nosotras mismas. ¿Quién quiere vivir así?
Por eso, chicas, aceptarse radicalmente, desde ahora, es el único camino para romper con este círculo vicioso de complejos, inseguridades, dietas y sufrimiento con el que llevamos conviviendo toda la vida. Aceptarse radicalmente es decir que te quieres tal y como estás ahora mismo. Seas como seas, mírate al espejo y di que eres bonita así, tal cual eres ahora, y creételo realmente. Porque sólo así serás capaz de construir un amor propio fuerte y duradero que te acompañará siempre, y que no se irá aunque engordes más, aunque adelgaces, ni cuando envejezcas… Nunca. Y así, amigas, es como se va consiguiendo la felicidad.