De un tiempo a esta parte el mundo curvy se está poniendo muy de moda. De pronto oigo a mis amigos decir que no se qué modelo de talla grande está muy buena y cosas así, lo inaudito. No tengo muy claro si esto responde a un cambio de mentalidad, a una cuestión de madurez o simplemente al hecho de que como yo ando metida por estos lares ellos están más pendientes del tema. Pero es algo que me pone muy contenta, esto es así. Me gusta pensar en la posibilidad de que nuestra generación forme parte de una pequeña gran revolución, luego veo cosas como estas y mi subidón se esfuma.
Hace unos días, concretamente el 21 de julio, casi muero atragantada al leer que Lady Gaga se sumaba al carro del movimiento curvy. ¡Venga ya! ¿A qué estamos jugando? Si yo no me considero curvy por exceso (con mi talla 50 me cuesta definirme como otra cosa que no sea gorda), Lady Gaga tampoco debería por defecto. «Curvy and proud» dice la tía en esta foto de Instagram. Me parece guay que este proud, pero ¿vosotras le veis el curvy por algún lado? Es de traca.
Pero contextualicemos: lo de Lady Gaga fue una respuesta a los comentarios de unos periodistas que la llamaron gorda. Y es que, permitidme que me ponga impertinente, gilipollas los hay en todas partes y llamar gorda a esta mujer por tener un poco de barriga es una soberana gilipollez. Muchos medios se han hecho eco del pequeño aumento de peso de la cantante durante su última gira y ella se ha defendido en una entrevista que concedió a la revista Harper’s Bazaar diciendo que nunca más tendría problemas con la comida, puesto que de joven sufrió desórdenes alimenticios.
Desde el año 2011 Lady Gaga participa activamente en una fundación llamada Born this way foundation, que busca poner en contacto a jóvenes que se sientan diferentes por todo el mundo. Me parece maravilloso que celebrities de la talla (no puede ser más exacta la expresión «talla») de la Gaga se sumen a iniciativas que ayuden a dar visibilidad a problemas derivados de imposiciones culturales, sobre todo porque muchas los han vivido en sus propias carnes, pero hay que tener cuidado: no todo el mundo es curvy aunque haya ganado un par de kilos.
No existe una definición clara para el adjetivo curvy, lo más concreto que he encontrado es: sexy con curvas. Pero claro, ¿qué consideramos curvas? No se que pensaréis vosotras sobre el tema, pero en mi opinión una chica no se convierte automáticamente en curvy por tener una temporada en la que usa una talla 40 en lugar de una 38.
Ser curvy (o gordibuena, que es una palabreja que me encanta y con la que me siento mucho más identificada) es una actitud frente a la vida, casi una filosofía que ayuda a muchas mujeres a aceptarse tal y como son. Hasta aquí todo bien y todo correcto. El problema viene cuando el término se populariza y consecuentemente se desvirtualiza hasta el punto de querer hacernos creer que cualquier mujer sin un cuerpo fibrado y delgado es una curvy. Pues no, amigos, basta ya de manipular la realidad: no todo el mundo es curvy.