¿Sabes esa amiga que siempre está metiendo la pata y diciendo las cosas en el momento menos oportuno? Bueno, esa amiga soy yo. Sí, lo admito, soy una amiga terrible y no me había dado cuenta hasta ahora.

Todo comenzó el otro día, cuando estábamos en una fiesta y le dije a mi mejor amiga que no me gustaba su nuevo corte de cabello. Mi amiga, que al parecer había tardado en aceptarse con el nuevo look, estaba un poco dolida y no me contestó. Pero, otra de mis amigas, bastante enfadada, me dijo que mi vida era un constante sincericidio y que debería empezar a analizar mis conversaciones con los demás para ver si de verdad soy tan buena persona como creo.

Fue justo lo que hice. Después de esa bofetada verbal, me di cuenta de que siempre digo lo que pienso sin importar las consecuencias. Creo que pensé que estaba siendo honesta, pero ahora veo que solo estaba siendo insensible. Echando la vista atrás, creo que incluso desde que era niña tenía una obsesión insana con decir lo que pensaba, sin importarme los sentimientos de los demás. Es fuerte, pero hasta esa conversación con mi amiga no me había dado cuenta de que eso me hacía bastante mala persona.

Recuerdo una vez que una amiga me contó sobre un problema que tenía en el trabajo y en lugar de consolarla, le dije que debería buscar otro trabajo. ¿Qué tipo de amiga soy yo? Definitivamente no la que todas quieren tener.

Incluso una vez, le conté a una amiga un secreto íntimo que me había confiado otra amiga. Me sentí tan mal después de hacerlo que intenté arreglar las cosas, pero el daño ya estaba hecho. A veces, soy como un tsunami de chismes y comentarios hirientes.

Pero lo peor de todo es que nunca me doy cuenta de lo hiriente que puedo ser. Para mí, solo estoy siendo sincera y directa, pero para los demás, soy una amiga terrible que no piensa en los sentimientos de los demás.

Ahora, estoy tratando de cambiar. Estoy tratando de pensar antes de hablar y considerar cómo mis palabras afectarán a los demás. Tal vez debería ponerme una cinta adhesiva en la boca para recordarme que a veces, es mejor callar. Quizá a veces una mentira piadosa es mejor que una verdad innecesaria. No todo el mundo tiene que conocer mi opinión a la fuerza, a veces los amigos solo necesitan apoyo.

Esta mañana, me encontré con una amiga que me había distanciado después de mis comentarios hirientes y en lugar de tratar de justificarme, le pedí disculpas sinceramente. No sé si me perdonará, pero al menos sé que estoy tratando de ser una mejor amiga.

Así que sí, soy una amiga terrible, pero estoy tratando de mejorar. Todavía tengo mucho trabajo por delante, pero estoy dispuesta a hacerlo. Porque al final del día, todos necesitamos amigos que nos apoyen, no que nos hundan más. Y yo quiero ser esa amiga para los demás.

Anónimo