Amantes del frío: os voy a matar a todos
Hay personas que son más de frío y otras más de calor, eso es así. Cuando llega el verano siempre oigo un montón de voces por Instagram y a mi alrededor clamando a los cielos por ese calor horripilante que les tortura. Y sí, entre el cambio climático feroz y que en determinadas zonas el verano es horrible puedo entenderlo. Por más que te quites capas no paras de sudar, las horas de mayor sol pueden convertirse en un sopor y dormir es un deporte de riesgo. Sin embargo, tengo una gran queja contra la gente que adora el frío: creo que en realidad les gusta el calor.
Me explico, les gusta ver el frío de lejos, desde el interior de su cómoda casita, bien abrigaditos, viendo una película mientras fuera diluvia o hay un huracán. Entonces os gusta el calor capullos, no me jodáis. Ayy qué bonito el invierno, la nieve, la lluvia, y yo aquí con la chimenea y dos mantas. Yo, que he vendido en mercadillos ambulantes en pleno enero, puedo decir que el frio es una mierda. Y si no, a todos aquellos que adoráis el frio, os invito de verdad a pasar una mañana a tres grados en la intemperie vendiendo con los dedos ya al borde de la congelación. Ahora no mola tanto, ¿verdad? O subiros el Everest y que se os congelen las narices y los dedos del pie, a ver si os sigue gustando.
Claro, y podéis responderme, pues quémate tú en la playa de Benidorm a 35 grados. Pues si mira SI LO HARÉ. Lo prefiero, prefiero ir al hospital con quemaduras de segundo grado que congelarme. Prefiero notar mi piel roja que azul, odio el invierno. Lo odio y cada vez lo odio más, porque la sensación de frio se te mete dentro y a veces cuesta mucho entrar en calor. Y luego ves a estos gilipollas diciendo: “me encanta el frio qué bonito todo lalalala” y salen a la calle con un abrigo de plumas, gorro, bufanda y guantes. SAL A LA CALLE DESNUDO SI TANTO TE GUSTA EL FRIO. Pero eso no. Ah amiguitos. Además, suele ser gente que adora el frío porque, simplemente, son calefactores humanos y siempre tienen calor. Les gusta que les llegue la brisita, el aire acondicionado y el mar a 2 grados.
Y no me hagáis hablar del aire acondicionado. Gente que puede estar 8 horas de oficina con el aire acondicionado a 12 grados, sin parar, sin desconectarlo un minutito. Que, para empezar, al planeta eso le viene regulinchi, y para seguir, que no todos tenemos la misma sensación de calor y frio, y estoy harta de ceder para que los machos de mi oficina no pasen calor, y yo tengo que llevarme una manta en los meses de verano porque literalmente la oficina se transforma en un iglú.