Sinceridad: cualidad de obrar y expresarse con verdad, sencillez y honestidad, sin fingimientos o segundas intenciones… La valoramos sobre otras bondades humanas, incluso la exigimos.

Familia, amigos, pareja… Deben ser, ante todo, Sinceros.

Pero, a veces, nos cuesta un montón serlo por no herir los sentimientos, por qué no caigan mal nuestras palabras… Pero cuando es más difícil, es cuando somos nosotros los que podemos salir mal parados.

“Me gustas”, “te necesito”, “me haces bien”, “te quiero”… ¿Por qué nos cuesta tanto? ¿Por qué nos da tanta vergüenza? ¿Por qué no lo decimos más a menudo?

Parece que la sinceridad se relaciona con confesar lo malo, hacer ver los defectos del otro, decir aquello que no se quiere escuchar.

Sin embargo, no hay cosa más sincera que exponerse, que mostrarse vulnerable, que desnudarse ante quien te puede dañar cuando es lo que menos deseas que pase.

Y decir la verdad, esa que solo nosotros sabemos y contársela a esas personas que queremos, que admiramos, que necesitamos…

Pero primero hay que reconocerlo, que ya es un gran paso. Sincerarnos con nosotros mismos sobre lo que realmente sentimos, lo que de verdad nos hace bien y mal.

Y a partir de ahí… Seamos sinceros con el resto: vamos a decir más “te quieros” y “me gustas”, reconozcamos las virtudes de los otros, repartamos halagos y piropos… Pero de verdad y sinceros.

Vamos a hacernos bien haciendo bien a otros. Y… ¿Si no somos correspondidos? Y… ¿Si esa persona no tiene un cumplido similar para mi? Pues una cosa no quita a la otra. Nuestra forma de ver, de admirar, de valorar al otro sigue siendo la misma. Si somos sinceros no está mal, es nuestra verdad, no te avergüences. No hay nada malo en ser sincero, ¿No?

Ante todo Sinceridad.

 

@sandecesbybertabo