AYUDA: SÍNDROME DE DIÓGENES ASOCIADO A BRAGAS

Me siento ahora mismo como una persona que llega por primera vez a una reunión de alcohólicos anónimos. Porque soy una mujer que me considero muy poco apegada a las cosas materiales, pero tengo que confesar… que cuando hablamos del cajón de la ropa interior… no sé qué me pasa… no sé por qué… pero… ¡soy incapaz de tirar nada!

Sí, tengo lo que se podría llamar “Síndrome de Diógenes de las bragas”. 

Los años pasan… los cuerpos cambian… pero… las bragas ¡NO SE TIRAN! 

Tengo tangas que usaba en el instituto. Sí, en el instituto, que lo acabé hace más de 20 años y en los que no entro desde hace 15. Uno es de Snoopy. Y lo curioso es que en el triángulo de atrás viene escrito el nombre de Snoopy y el año en el que los vendían. “Snoopy 2.001” Lo peor de todo es que recuerdo a mi yo de entonces pensando “Jo tía… cuando pasemos a 2.002 yo ya no me lo pongo porque imagínate que me lo ve alguien y es en plan “del año pasado”. Claro guapa… mucho mejor guardarlo 20 años para ver si a Snoopy le salen arrugas. 

Tengo bragas que están más usadas que el papel de regalo en casa de mi abuela, pero que he vivido tanto con ellas y se han hecho tanto a mi culo que soy incapaz de tirarlas. ¿Me las pongo? “No tía, ¡qué dices! ¡Que están super viejas!” ¿Las tiro? “No tía… que dices… que son super cómodas…”. 

También tengo las típicas bragas que sabes que nunca te vas a poner pero que como están nuevas, te da pena tirarlas. O las que te compras para una noche loca en plan sexy boom pero que cuando te las pruebas en casa las transparencias que parecían tan sugerentes resulta que son más indiscretas que una radiografía. Sea por la razón que sea, mi cajón de ropa interior está lleno de bragas que no uso y de 5 que me pongo “quita y pon”. 

Y es que eso de que las bragas no se puedan probar en las tiendas es una putada. Porque tú las compras, las llevas a casa, y de cada 10: una te hace doble culo; otra te corta la barriga; la tercera te estrangula el muslo; la siguiente se viola el culo; la otra se te mete tanto en el chumino que no sabes si era un tanga y te lo has puesto del revés; la puntilla de la siguiente rasca tanto que te rasura nivel ingles brasileñas; otra es de un tejido que te hace sudar tanto el chocho que no sabes si te has meado o te ha bajado la regla; con otra no has querido pecar de pequeña y resulta que te llega al sobaco; o por el contrario es tan baja que si te tiras un pedo sale a escape libre; y la última… esa sí… con esa has acertado. Solo tienes que tirar 9.

Pues lo siento mucho, pero a mí eso de tirar las bragas sin usar… me cuesta. Y no porque me sobre el espacio, que cada vez que abro el cajón parece una caja sorpresa de esas en las que salta un payasete. Sino porque… ¿y si adelgazo? ¿y si engordo? ¿y si contraigo una enfermedad en la que ya no sudo jamás? ¿y si mi piel se convierte en la de un rinoceronte y ya ni la puntilla más afilada la traspasa? Es que… ¡igual algún día las uso! ¡Que lo mismo viajo en el tiempo y vuelvo al 2.001! Yo por si acaso el tanga de Snoopy me lo quedo…

Marta Toledo