Nunca he sido muy fan de las bodas, la verdad. Pero desde la última a la que fui, la de mi hermana, ya no quiero saber nada.

Estaba destinada a ser la boda del año y salir en las portadas del ¡Hola!, o eso parecía que creía mi hermana, que se tiró como dos años preparándola y dándonos a todos el coñazo.

Tenía que tener una temática, y la temática tenía que ser “Otoño”, y nos tuvo a toda la familia cosiendo hojas de árbol de tela para colgarlas tipo guirnaldas por todo el comedor. Eso no por no mencionar las tiendas y los mercadillos que nos recorrimos (porque el presupuesto tampoco era como el de las famosas del ¡Hola! claro) en busca de accesorios para las mesas, regalitos para los invitados, y chorradas varias. En fin, un infierno de preparativos. 

Por fin, llegó el gran día, se casaron, todo salió bien en la ceremonia y todo el mundo feliz y contento, y poniéndose pedo desde las 12 de la mañana, que cuidado con esto en personas de según qué edades. Pero ya sabemos que el alcohol, al principio, es todo alegría y buen humor, y muchas veces nadie ve venir el final catastrófico porque todo el mundo está borracho. 

Mi tío iba el que más descontrolado desde el principio, llevaba meses diciendo que se iba a beber hasta el agua de los floreros y eso, en alguien que roza los 70, está destinado a acabar mal.

Cuando empezó el baile, mi tío se subió a la mesa del Dj y se puso a bailar.

Todos mirábamos, unos más confiados, otros temiendo lo peor, y de repente volcó la mesa y se fue mi tío al suelo con tan mala suerte que se dio con la cabeza en la pata de la mesa volcada y se la abrió. Allí no había más que sangre por todo el suelo, mi tía loca, mis padre loco, mi cuñado (el novio) se acercó al micro del Dj y dijo que ya llamaba él a la ambulancia, para que no llamara nadie más, pero nadie le escuchó y llamó un montón de gente.

Mi tío estaba totalmente consciente (salvando el súper pedo que llevaba) pero necesitaba que le cosieran porque sangraba tanto que había casi hasta charco en el suelo.

De repente apareció mi madre, que por lo visto le había pillado todo en el baño, y cuando vio a mi tío así, fue medio corriendo hacia él y entre el suelo lleno de sangre y los tacones se dio un resbalón que la hostia fue enorme; cayó como para atrás y de lado, y se quedó inmóvil.

No sangraba, no tenía heridas, pero parecía que se había hecho algo porque no podía moverse.

A mí, será porque es mi madre, esto me impresionó mucho más. No le había visto nunca caerse, y cuando van cumpliendo años cada vez da más penita. Bueno, me eché a llorar, a gritar que llamaran a otra ambulancia, yo no sé cuántas llamadas se harían al 112 desde esa boda, de verdad.

Mi hermana intentaba consolarme, la verdad es que estaba llevando muy bien el hecho de que su boda estuviera acabando como la de Juego de Tronos. De repente, notamos otra vez revuelo y cuando nos giramos, mi cuñado (el novio) se había desmayado. O sea, de coña.

Más vale que iban apareciendo ambulancias como si las tuviéramos contratadas. El personal sanitario flipando, lo mismo se pensaba que había habido un ajuste de cuentas o algo. Obviamente todo el mundo acabó bien; mi tío con una brecha, mi madre con la clavícula rota, y mi cuñado con una vida entera de coñas, claro.

Anónimo.