¿Sabéis esa época en la que buscamos a alguien especial con quien estar, con quien compartir cosas, o con quien simplemente chuscar? Supongo que dependiendo de la persona será un momento más pasajero o el motor de su vida. Y es que siempre nos han enseñado que debemos buscar pareja, el amor de nuestra vida, a ser posible con un «y fueron felices y comieron perdices». Pero yo soy vegetariana, las perdices como que no.

Y yo también, ¿no te jode?

Y siempre he tenido esto clavado en la cabecita, acompañado por frases del tipo:

  • «Tú lo que tienes que hacer es buscarte un novio más alto que tú.» Superconsejito de mi abuela, que es una diosa de la vida, pero ahí estamos con el tema novio y las apariencias.
  • «¿Por qué sigo soltera a estas alturas? ¿Nadie me quiere?» Frase autodestructiva cuando tenía días malos.
  • «Las mujeres solo pueden aspirar a ser esposas y madres. Pueden tener un trabajo de éxito o una gran vida social, OK, pero eso es secundario.» Doctrina de muchas series y pelis.
  • «Seguro que voy a morir sola porque no le gusto a nadie.» Otra frase autodestructiva de días malos. O porque no lo buscas, cacho perra, que ya estás bien así, me diría ahora.

Qué cansinidad, en serio. No soy una celebrity cuya vida amorosa interese (además, las celebrities deberían hacer lo que quisieran con su vida privada y no ser motivo de millones de artículos en revistas).

Pues vaya mierda, Kanye, ya no me gusta tanto la fama…

Pero el caso es que, hace un tiempo (y no tanto, qué cojones), me veía a mí misma como que sería un fracaso si no encontraba el amor de una puta vez. Vaya pedazo de pensamiento de mierda.

Y así, la pequeña Cristina buscaba un novio por la vida, aunque irónicamente la realidad era que no lo buscaba. Porque la pequeña Cristina no tenía ni idea de que el tipo en cuestión no aparecería por arte de magia y sobre todo cuando se tenía en tan baja estima.

Bueno, un poco, pero no tanto

Hasta que apareció WeLoversize, el concepto de amor propio y la palabra empoderamiento. Entonces me di cuenta de varias cosas:

  1. No dependes de nadie. No necesitas ni su visto bueno, ni su compañía, ni nada (de forma enfermiza, digo).
  2. Relacionado con lo anterior, claro que mola tener el apoyo moral de tus personas favoritas, pero: la única aprobación que necesitas es la tuya misma. Por algo es tu puñetera vida.
  3. No eres menos que nadie. A ver, ¿quién dice que una persona es mejor o peor por tener una profesión concreta, o por no tenerla; por tirarse a medio pueblo o por no hacerlo? Cada uno es como es, y menospreciar a la gente por cómo es sí que es de ser capullos.
  4. El amor propio es la base de cualquier amor. RuPaul tiene toda la razón del mundo. Si no te quieres a ti misma, ¿cómo vas a querer a alguien más?
  5. No ajustarte a los cánones no es malo, al contrario. ¿Por qué? Porque los cánones son una imposición cultural, y yo. Soy. Libre. Joder. Libre para hacer lo que quiera con esos cánones: amarlos, odiarlos, pasar de ellos o comérmelos, como la Reina Emma.
  6. El look de mujer empoderada es el que mejor queda. Y es que tuyo es el poder: de ser tú misma, de amarte y de ser feliz, y eso es fantástico.
Toma ya

Cuando me percaté de esto, y de muchas cosas más, tuve el valor de decirme a mí misma algo: «El amor de tu vida eres tú». Wow, vaya pedrada me solté, pero fue increíblemente maravilloso darme cuenta de esto.

Y sí, todas (y todos) tenemos a mucha gente especial a nuestro alrededor que nos enriquecerá un montón y hará que nuestro autoamor crezca más todavía (si no, no valen la pena). Pero el amor de nuestra vida somos nosotras mismas.

¡Pues nada, que os queráis mucho y bien, loversizers de mi corasssón (latino)!